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15 Textos De Los Grandes Filósofos. Edad Contemporánea ( Francisco Canals) PDF

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CURSO DE FILOSOFÍA TOMISTA 15 TEXTOS DE LOS GRANDES FILÓSOFOS EDAD CONTEMPORÁNEA Por F. CANALS VIDAL BARCELONA EDITORIAL HERDER 1984 F. CANALS VIDAL Catedrático de la Universidad de Barcelona TEXTOS DE LOS GRANDES FILÓSOFOS EDAD CONTEMPORÁNEA BARCELONA EDITORIAL HERDER 1984 Primera edición 1974 Tercera edición 1984 ^ Editorial Herdtr S. A., Provena 393, Barcelona (Etpaña) 1974 ISBN M-2J4-0954-3 Es nornDAD Destarro lboal : B. 31.214-1963 Printbd in Spain Giapoa - Nápoks, 249 • Baratan* ÍNDICE Marx ............................................................................................................. 9 La ideología alemana (selección)................................................... 9 I. Frente a la ideología neohegeliana...................................... 9 II. La vida real determina la conciencia............................ 11 III. Pérdida de sentido de la filosofía..................................... 14 IV. La- división del trabajo y la especulación pura . . . 17 Tesis sobre Feuerbach......................................................................... 19 V. No contemplación, sino praxis revolucionaria . . . 20 VI. La filosofía: Religión convertida en pensamiento . 22 El Capital. Crítica de la economía política................................ 23 VIL El determinismo de las relaciones económicas. 23 VIII. Lo ideal es lo material............................................................ 27 Kierkegaard .................................................................................................... 29 Apostilla incientífica conclusiva a las amigajas filosóficas» (selección).................................................................................................... 29 I. El pensamiento abstracto..................................................... 29 II. La subjetividad es la verdad.................................................... 32 La enfermedad mortal o la desesperación y el pecado . . . 34 IH. El pensamiento comprometido............................................. 34 IV. La muerte y la enfermedad mortal...................................... 36 V. El yo: Relación que se relaciona consigo misma . 39 VI. La desesperación como discordancia...................................... 41 Vil. El yo desligado del poder que lo sustenta . . . . 45 VÜI. El yo fantástico: carencia de finitud............................... 30 IX. El yo mezquino: carencia de infinitud.............................. 34 X. El yo irreal: Carencia de necesidad -............................... 37 XI. El yo trivial: Carencia de posibilidad............................... 61 Nietzsche ............................................................................................................ La voluntad de dom inio...................................................................... 67 I. La veracidad contra el «mundo verdadera» . 67 II. El mundo y los valores............................................................... 71 5 Indice 77 III. «¡Falta la especie superior!» 80 IV. El nihilismo incompleto y el aturdimiento 82 V. El socralismo. decadencia de Grecia . VI La filosofía, escuela de calumnia 88 93 COMTE . - Curso de filosofía positiva (selección) 93 I. La ley de los tres estados . . . . 93 II. La filosofía positiva: No causas, sino leves 96 III. Unidad sistemática del saber 97 IV. Orden enciclopédico de las ciencias positivas 104 V. La matemática, base de la filosofía natural 106 Discurso sobre el espíritu positivo . 109 VI. Criterio positivista del significado . 109 110 VIL Ver para prever........................................... VIII. La invariabilidad de las leyes racionales . 111 IX. Pensamiento teológico e individualismo . 113 X. Positivismo y espíritu social 116 Sistema de política positiva . 117 XI. La religión de la humanidad . 117 Catecismo positivista.................................... 131 XII. La moral, culminación de la sociología . 131 Bergson ............................................ 137 El pensamiento y el movimiento.................................... 137 I. El principio de la intuición........................... 137 IL La filosofía conceptual.................................... 138 IIL Ampliación de las facultades perceptivas . 141 IV. Metafísica e intuición........................................... 145 Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia . 148 V. La experiencia de la libertad............................. 148 La evolución creadora......................................................... 151 VI. El impulso vital....................................................... 151 VH. La pseudoidea de la nada.................................... 156 B urea............................................... 162 El punto de partida de la investigación filosófica . 162 I. Una filosofía practicante................................... 162 Exigencias filosóficas del cristianismo . . . . 168 H Pensar natural y pensar cristiano . . . . 168 HvssEtL....................... 182 u £ aParaUm‘ fmomen°togta pura y una filosofía fenómeno- 182 6 Indice 1. La fenomenología pura, ciencia de esencias e irrealidades 182 II. Las ciencias de hechos, ciencias de actitud natural . 186 III. La intuición esencial, acto de fundamentación última . 190 IV. De la actitud natural a la itsoyi] fenomenológica . 195 Lógica formal y lógica transcendental . . . 207 V. Intencionalidad, objetividad, evidencia..........................207 VI. La producción de idealidades y la primacía de la realidad 215 Marcel . . . . 218 El misterio del ser.......................................................... 218 I. Misterio familiar y misterio del ser . 218 II. Objeto y presencia . . . . . 224 III. Problema y misterio............................................ 226 IV. Filosofía e insatisfacción fundamental . 229 V. La inteligibilidad del ser para nosotros . 233 VI. Metafísica del «somos»..................................... 236 Heidegger . . . ........................................ 246 El ser y el tiempo................................................................................ 246 I. La pregunta por el sentido del ser.................................... 246 II. La analítica existenciaria como ontologla fundamental . 258 Kant y el problema de ¡a metafísica........................................... 262 III. La comprensión del ser y la finitud del hombre . 262 IV. La fundamentación kantiana y el hundimiento de la «lógica»....................................................................................... 270 Carta sobre el humanismo (selección)........................................... 273 V. El pensar futuro ya no es filosofía.................................... 273 Superación de la metafísica................................................................. 277 VI. La consumación moderna de la metafísica . . . . 277 Vil. El desgaste del ente en la lejanía del ser . 281 7 MARX LA IDEOLOGIA ALEMANA * I. FRENTE A LA IDEOLOGÍA NEOHEGELIANA Hasta sus últimos esfuerzos, la crítica alemana no ha aban* donado el terreno de la filosofía. Lejos de dedicarse a examinar las bases generales de la filosofía, se ha limitado exclusivamente a plantearse preguntas derivadas todas ellas de un sistema filo­ sófico determinado, el sistema hegeüano. Y no es solamente en las respuestas, sino en las propias preguntas, donde hay mix­ tificación. Esta dependencia de Hegel es el motivo por el cual no encontraremos ni uno solo de estos críticos haciendo algún intento de critica de conjunto del sistema hegeliano, por más que todos y cada uno de ellos juren con insistencia haber sobre­ pasado a Hegel. La polémica que se llevan entre ellos y contra Hegel se limita a aislar individualmente un determinado aspecto del sistema hegeliano y utilizarlo para combatir el sistema en­ tero, y también unos aspectos aislados por otros. Se empieza escogiendo categorías hegeliañas puras, inconfundibles, tales co­ mo la substancia, la conciencia de sí; más tarde se profanan estas categorías con términos más temporales, como el «género», el único, el hombre, etc. Toda la crítica filosófica alemana, de Straus a Stimer, se limita a la critica de las representaciones religiosas. Se parte, en verdad, de la religión y de la teología propiamente dicha. * El original llanto quedó reda cudo m 1MJ y no fue ImpiMo halla tSM. 9 Marx Aquello que era identificado por conciencia religiosa, por re­ presentación religiosa, recibió muy pronto diferentes determi­ naciones. Consistió el progreso en subordinar también el círculo de las representaciones religiosas o teológicas a las representa­ ciones metafísicas, políticas, jurídicas, morales y otras que se pretendía predominantes; se proclamó también que la con­ ciencia política, jurídica y moral es una conciencia religiosa o teológica, y que el hombre político, jurídico y moral, «el hombre» en definitiva, es religioso. Se postuló el dominio de la religión. Y. paso a paso, se declaró que cualquier relación dominante era una relación religiosa, hasta convertirla en culto: culto del derecho, culto del Estado, etc. Se entronizó el dogma y la fe en el dogma. El mundo fue canonizado en medida cada vez más extensa hasta que el venerable san Max * pudo cano­ nizarlo en bloque y liquidarlo así de una vez para siempre. Los viejos hegelianos habían comprendido cualquier cosa desde el momento que la habían podido incluir en una categoría de la lógica hegeliana. Los neohegelianos lo criticaron todo, substituyendo cada cosa por representaciones religiosas o bien proclamándola teológica. Nuevos y viejos hegelianos están de acuerdo en creer, dentro del mundo existente, en el reino de la religión de los conceptos y de lo universal. Toda la diferencia consiste en el hecho de que unos combaten como una usurpa­ ción este dominio que los otros celebran como legítimo. Entre los neohegelianos, las representaciones, las ideas, los conceptos, en una palabra, los productos de la conciencia, que ellos mismos han promovido a la autonomía, pasan por cadenas reales de los hombres, con el mismo título con que son procla­ mados como vínculos reales de la sociedad humana por los viejos hegelianos. No sería necesario decir, entonces, que los neohege- hanos han de luchar únicamente contra estas ilusiones de la conaenda. Como que, en su imaginación, las relaciones humanas ylos hechos y las actitudes, las cadmías y los límites sólo son netos de la conciencia, los neohegelianos, lógicos consigo nuanos. imponen a tes hombres este postulado moral: cambiar * Alarifa ■ Un Stfra*. 10 La ideología alemana la conciencia actual por una conciencia humana, critica o egoísta y, haciéndolo así. abolir sus límites. Una tal forma de exigir la transformación de la conciencia equivale a interpretar dife­ rentemente aquello que existe, es decir, a aceptarlo por medio de una interpretación modificada. A despecho de sus frases pomposas y que, según ellos pretenden, «conmueven el mundo», los ideólogos de la escuela neohegeliana resultan los más firmes conservadores. Los más jóvenes entre ellos han escogido una expresión exacta para calificar su actividad, declarando que luchan únicamente contra una «.jraseologíaD. Pero olvidan que, por su parte, no oponen otra cosa que fraseología a fraseología, y que realmente no luchan poco ni mucho contra el mundo que existe, sino que se limitan a combatir su fraseología. Los únicos resultados obtenidos con esta crítica filológica fueron algunos esclarecimientos en historia religiosa, y aun desde un punto de vista bien estrecho sobre el cristianismo; todo el resto de sus afirmaciones no son más que nuevas maneras de adomar sus pretensiones de habernos proveído de unos descubrimientos de proporción histórica mediante estas aclaraciones magnificantes. Ninguno, ni uno solo de estos filósofos tuvo la idea de pre­ guntarse cuál era el vínculo entre la filosofía alemana y la rea­ lidad alemana, el lazo entre su crítica y su propio medio ma­ terial. II. LA VIDA REAL DETERMINA LA CONCIENCIA Las premisas de que partimos no son bases arbitrarias, ni dogmas; son bases reales que sólo en imaginación podemos abstraer. Son los individuos reales, su actividad y sus condicio­ nes materiales de vida, tanto las que encontraron ya preparadas como las que han podido crear con el propio esfuerzo. Estas bases son, pues, comprobables por vía puramente empírica. La condición indispensable para cualquier historia humana es, naturalmente, la existenda de individuos humanos vivos. El primer hecho a establecer es, pues, la constitudón física de estos individuos y la situadón en la cual ésta los deja frente 11

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