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Un tesoro en vasijas de barro : reflexiones psicologico-espirituales sobre los votos PDF

104 Pages·1988·8.016 MB·Spanish
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i iwivi'jm í^t [i f w r< UN TESOR VASIJAS DE BARRO EDELWEISS SOR JOYCE RIDICK S.S.C. 2 UN TESORO EN VASIJAS DE BARRO Reflexiones psicológico-espirituales sobre los votos CUARTA EDICIÓN SOCIEDAD DE EDUCACIÓN ATENAS MADRID 1988 Título original: As Treasures in Earthen Vessels: The Votos. Psychological-Spiritual reflections Traducción italiana: I voti. Un tesoro in vasi d'argilla Tradujo: EUGENIO FUERTES © EDIZIONI PIEMME DI PIETRO MARIETTI Via Paleologi, 45. 15033 Cásale Monferrato (Al.). Italia Primera edición: Octubre 1983 A la «Madre de los Dolores», Segunda edición: Septiembre 1984 «Fuente de nuestra alegría». Tercera edición: Noviembre 1985 Cuarta edición: Mayo 1988 © SOCIEDAD DE EDUCACIÓN ATENAS Mayor, 81. 28013 Madrid ISBN: 84-7020-174-3 Depósito legal: M. 15.216.—1988 Printed in Spain. Impreso en España AHTBS ORÁFTÍ-./VS BF.NZAL. S. A. - Virtudes, 7 - 28010 MADRID ÍNDICE Introducción general Pág. 17 PRIMERA PARTE: POBREZA «Señor, no soy digno» 27 Sumario 28 I. INTRODUCCIÓN 29 II. DEFINICIÓN DEL CONSEJO DE POBUEZA-. LOS IDEALES ... 31 III. PREDISPOSICIONES PARA VIVIR EL CONSEJO: LOS NIVELES DE VIDA PSÍQUICA 36 A) El nivel psicofisiológico 36 B) El nivel psicosocial 37 C) El nivel espiritual-racional 37 IV. Usos Y ABUSOS A DISTINTOS NIVELES 40 A) Nivel psicofisiológico 40 1. Posesión de los bienes materiales y necesidades psicológicas ligadas a ellos 40 2. El justo uso de las cosas 41 B) Nivel psicosocial 44 1. La posesión de los demás 44 2. justa relación con los demás 45 C) Nivel espiritual-racional 47 1. Despojo 47 2. Trascendencia 49 V. CONCLUSIÓN 52 Bibliografía 54 9 SEGUNDA PARTE: CASTIDAD «Este es mi cuerpo ofrecido en B) Segundo nivel: psicosocial (interacción afectiva entre sacrificio por vosotros» 51 amigos o miembros de una misma comunidad) 100 Sumario 58 1. Amistad: criterios de valoración 100 2. fugar con los sentimientos de otro 104 I. INTRODUCCIÓN 61 C) Tercer nivel: espiritual-racional 105 1. Aislamiento egoísta o servicio 105 II. AMOR 63 2. Desapego idealizado, intelectualizado 106 A) Descripción de los elementos humanos del amor ... 63 3. Implicación y servicio por ventajas psicológicas 1. Nivel psicofisiológico 63 subyacentes: «caridad», soberbia 106 2. Nivel psicosocial 66 3. Nivel espiriiual-racional 69 VI. MEDIOS PARA CRECER EN EL AMOR CASTO, VIRGINAL 107 B) Sentidos del amor 73 A) Ascesis-Disciplina 107 1. Concupiscencia: amor subjetivo (uso a todos los B) Oración-Meditación del Evangelio 109 niveles para mis fines personales) 74 C) Soledad-Desierto 110 2. Amor de benevolencia: más objetivo (uso de to dos los niveles de manera más integrada, orde D) Vida comunitaria 110 nada, según la totalidad de la persona) 15 E) Examen de conciencia 111 3. Amor loco o radical (darse totalmente) 77 F) Servicio 114 III. LA PUREZA: QUERER UNA SOLA COSA 81 Bibliografía 115 IV. LA CASTIDAD: QUERER DE HECHO VNA SOLA COSA 8} TERCERA PARTE: OBEDIENCIA «Hágase tu voluntad...» 119 A) Definición 83 B) Motivos de elección 84 Sumario 120 1. Cristo, nuestro único Esposo 84 I. INTRODUCCIÓN 123 2. Por el Reino 85 C) Celibato como elección de valores 85 II. ELEMENTOS HUMANOS EN LA OBEDIENCIA: LOS NIVELES 1. Cristológica 85 DEL SER 125 2. Escatológica 87 A) Nivel psicofisiológico 125 3. Eclesiológica 87 B) Nivel psicosocial 128 D) Celibato como renuncia a tres niveles 89 C) Nivel espiritual-racional 131 E) Virtudes incluidas en la castidad 92 1. Primer nivel: modestia, templanza 92 III. DEFINICIÓN DE LOS ELEMENTOS TEOLÓGICOS DE LA OBE 2. Segundo nivel: justicia, simplicidad, sinceridad, DIENCIA 136 honestidad, humildad 93 A) Obediencia cristiana 136 3. Tercer nivel: fe, fidelidad, prudencia 93 B) El consejo de obediencia 143 V. Usos Y ABUSOS DE LA CASTIDAD 95 1. Cristológico 148 A) Primer nivel: psicofisiológico 96 2. Eclesiológico 150 3. Escatológico: signo de eternidad 152 1. Masturbación 96 4. Ascético 153 2. Interacción física: homo/heterosexual 97 a) Fe, 155; b) Esperanza, 156; c) Caridad, 156; 3. Culto del cuerpo 98 d) Misericordia, 157; e) Humildad-docilidad, 157; 4. Lectura de novelas, filmes, televisión 99 f) Justicia, 158; g) Paciencia, 158. 10 11 CARACTERÍSTICAS DE LA OBEDIENCIA RELIGIOSA MADURA ... 160 a) De los fines del Instituto, 186; b) De los compromisos tomados en la vida religiosa, 186; A) Corresponsabilidad 160 c) De la razón de ser de la ley, 187. B) Personas para el Reino de Dios 161 5. Racionalizaciones 187 6. Celos 189 C) Constancia y estabilidad en el discernimiento objetivo. 161 D) Capacidad de escucha 162 VIL MEDIOS PARA CRECER EN EL CONSEJO DE OBEDIENCIA 192 E) Apertura al diálogo 163 A) Reforzar la voluntad 192 F) Valorar a los individuos 164 1. Renuncia 193 2. Servicio generoso 193 G) Complementariedad: apreciar el bien común '.. 164 B) Mejorar el método de discernimiento 194 H) Interiorización de los valores evangélicos 165 1. Aclarar los valores 194 I) Personalidad psicológicamente madura 166 a) Los valores de Cristo y los propios ideales, 194; b) Ideales institucionales, 195. RELACIÓN ENTRE ELEMENTOS HUMANOS Y TEOLÓGICOS DE 2. Oración y meditación 195 UNA OBEDIENCIA MADURA 168 C) Ejercitarse en la escucha 196 A) Diferenciación, unidad, integración de la persona D) Tener presente las necesidades espirituales de la Igle como presupuestos 168 sia universal 197 1. Niveles de desarrollo del Yo (Loevinger) 168 1. En sus estructuras jerárquicas 197 a) Nivel presocial, 169; b) Nivel impulsivo, 169; 2. En los ministerios comunes de la Iglesia uni c) Nivel de autoprotección, 169; d) Nivel con versal 197 formista, 170; e) Nivel autoconsciente, 170; f) Nivel autointegrado, 171. E) Tener presentes las necesidades de la comunidad local. 198 2. Niveles de desarrollo moral (Kohlberg) 172 1. En su estructura jerárquica 198 2. En los ministerios comunes locales 199 USOS Y ABUSOS DEL VOTO DE OBEDIENCIA 174 F) Tener presentes las necesidades del individuo en su A) Primer nivel 174 totalidad 200 1. «Vida cómoda» (en el plan físico: evitar el can 1. El bienestar espiritual 200 sancio, la ansiedad, etc.) 174 2. Esfuerzos excesivos 175 2. La humanidad de todos 200 B) Segundo nivel 175 VIII. CONCLUSIÓN 202 1. Complacencia 175 2. Identificación no-interiorizadora 177 bibliografía 204 3. Dependencia 178 4. Desconfianza 178 5. Dominación 180 6. falta de honradez en el dialogo 181 7. Evitar el peligro 181 8. Individualismo 182 C) Tercer nivel 183 1. Autojustificaciones 183 2. Narcisismo-amor propio (orgullo) 185 3. Ausencia de fe 185 4. Rechazo 186 13 Séame permitido expresar mi más profundo agradecimiento a todos aquellos que han colaborado conmigo para que estas confe rencias a religiosos fueran publicadas. Estoy ante todo agradecida a las hermanas de mi comunidad, las Religiosas de San Casimiro, que me han servido de gran apoyo; particularmente recuerdo a sor M. Joannella, superiora general, y a las superioras generales que la han precedido, sor M. Lorenza y sor M. Adorata, que han alentado este trabajo desde sus comien zos. Entre mis hermanas doy gracias de modo particular a sor Re gina María Dubickas, sor Julie Shainauskas, sor Karen Spinozzi, sor Margaret Zalot y sor Kathleen Yakaitis, que, en momentos de apuro, han copiado, ofrecido sugerencias, luchado contra reloj para preparar las conferencias que han dado origen a este texto. Un profundo agradecimiento también al padre Tim Healy, je suíta, que ha dedicado gran parte de su tiempo y de su paciente esfuerzo en la edición inglesa. Especialmente gracias al reverendo Stanley Gaucias por el ánimo que me ha infundido. Tengo una particular deuda con el ingeniero Pedro Marietti por su noble interés cristiano en promover la publicación de este libro en italiano y en organizar la traducción en otras lenguas. La traducción italiana de este libro ha sido posible gracias al trabajo de sor Anna Bissi, sor Lucía Mainardi, sor Juana Sartori, Religiosas de Santa Marta de Loreto, y a sor Paula Magna, Reli giosas de Marta Auxiliadora. A ellas, mi profunda gratitud; su exactitud, su celo y entusiasmo han sido para mí un continuo es tímulo y una esperanza para proseguir y completar este trabajo. Muchas gracias también al padre Ciaran McCarthy, M. S. C, 15 y al padre Michel Kelly, S. ]., que han ayudado en la corrección de INTRODUCCIÓN GENERAL las pruebas de la traducción inglés-italiano. A mis queridos colegas del Instituto de Psicología de la Uni versidad Gregoriana de Roma, padre Luis Al. Rulla, jesuíta; padre Franco hnoda, jesuíta; padre Bart Kiely, jesuíta, y don José Ver- saldi, les debo particular agradecimiento por sus útiles sugeren cias e intuiciones, por el sostén y el auténtico interés fraterno. Expreso al padre José Esquivel, jesuíta, de la Universidad Grego riana, mi sentida gratitud por sus sugerencias, su colaboración ge nerosa y el empeño desinteresado en promover la publicación del libro para la mayor gloria de Dios. Mi familia me ha servido siempre de inspiración y de apoyo a mi vida religiosa y a mis posibilidades. Gracias a mamá, a papá, a Betty y a Jack por haber hecho posible y sostenido mi vocación «Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cris religiosa. to Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Je A todos estos que he citado y a todos aquellos que he tenido sús. Pues el mismo Dios que dijo: 'Del seno de las tinieblas brille a mi lado en este viaje de fe, de esperanza y de caridad un con la luz', ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar movido y profundo gracias. el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo. Encomiendo al Señor a aquellos que me han ayudado a pre »Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro para que apa parar este trabajo y a aquellos que lo han de leer, uniéndome a rezca que la extraordinaria grandeza del poder es de Dios y que ellos como «vasija de barro», en el intento común de revelar el no viene de nosotros. Atribulados en todo, pero no aplastados; «tesoro» gratuito de su amor mediante esta oración del cardenal perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; New man: derribados, mas no aniquilados; llevando siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también Señor Jesús: la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque Ayúdame a difundir por doquiera Tu perfume. vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por Colma mi alma de Tu espíritu y causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste Tu vida. en nuestra carne mortal. Cala y poséeme a mí mismo por completo, »De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros del todo, para que yo pueda, la vida. Pero poseyendo aquel espíritu de fe como dice la Escri con toda mi vida, convertirme tura: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y por eso ha en irradiación de la Tuya. blamos, sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos Brilla a través de mí y quédate resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vos tan profundamente en mí de tal modo otros. Y todo esto, para vuestro bien, a fin de que la gracia abun que todo aquel que encuentre pueda dante haga crecer para gloria de Dios la multitud de los que dan sentir Tu presencia en mi vida. gracias» (2 Cor 4,5-15). Haz que yo levante los ojos y ya no me vea El misterio de la Encarnación es una de las enseñanzas cristia a mí mismo, sino sólo a Jesús. nas más consoladoras y al mismo tiempo más comprometedoras. JOYCE RlDICK Consuela en cuanto nos da la seguridad de la compañía y de la 16 17 2 presencia de Dios de un modo verdadero, constante, vivencial; un tro cuerpo. Sólo aceptando la realidad de las cosas y nuestro des verdadero «tesoro», revelado en Cristo; «tesoro» de la manifes tino tal como son, aceptándonos y aceptando a los demás en su tación de Dios, y no hecho puramente abstracto. Dios se manifies realidad, la palabra reveladora de Cristo» se hace luminosa \ Cuan ta en el orden temporal; ha entrado en la realidad de este mundo, do nuestro amor se hace desordenado, pueden tener lugar contra en la realidad de nuestro «ser», deseoso de. manifestarse a nosotros dicciones: más que glorificar la presencia de Dios, la persona se y a los demás incluso en ese mismo «ser» nuestro y a través de él, glorifica a sí misma, pone en sí misma su esperanza; más que ser al jgual que por medio de las circunstancias que le rodean. El, «dueño» de las propias acciones, resulta su esclavo; en vez de pues, «habita» de verdad en «medio de nosotros» de una manera predicar a Jesucristo, el Señor, puede hacer prevalecer la idolatría verdadera, existencial. de la autorrealización; lo que, simbólicamente, se hace pasar como Al propio tiempo se trata de un misterio, no sólo consolador, experiencia religiosa no es ni más ni menos que una acentuada sino también comprometedor. Y lo es porque la Encarnación no conciencia de sí mismo debida a desatención selectiva, a incapa es un acontecimiento pasivo, realizada una sola vez; no es una cidad de comprender la verdad total e ineptitud para descubrir la realidad estática, reminiscencia del pasado. La Encarnación se ve presencia de posibles racionalizaciones2. rifica también (aunque no exclusivamente) en el dinamismo de La existencia cristiana, nuestro «ser», contiene, pues, la con nuestro «ser» actual, un «ser» que es «vasija de barro». ¿Qué soladora presencia de la gracia de la «Encarnación» de Cristo como significa su venida en nuestro ser «vasija de barro»? ¿Dónde está «tesoro» y la comprometedora realidad de la naturaleza como el compromiso? «vasija de barro». Conlleva la gozosa presencia de la fe y el dina Nosotros somos por naturaleza seres limitados; parcialmente mismo vitalizador de la razón; la reconfortante presencia de la libres, capaces de actos humanos, actos que son el resultado de esperanza y la memoria como medio de sostén; el don consolador una persona «en acto», resultado de autoposesión y autodetermi del amor y el fatigoso dinamismo de la voluntad. En la persona nación a través del empleo de la voluntad, de la razón y de opcio se da la perspectiva trascendente e inmanente, como también la nes ordenadas. La persona, pues, es capaz por una parte de domi objetiva y la subjetiva. Precisamente a causa de la dialéctica entre narse, de dirigirse hacia un objeto deseado, en el caso de un cris estos elementos, como escribe San Pablo: «Estamos atribulados tiano, hacia la meta final, la transformación en Cristo, en una en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; per total respuesta a la gracia, a la Encarnación en su vida. Por consi guiente, ser totalmente humanos o «perfectos» lleva consigo cierto seguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados; grado de libertad para dirigir las propias energías hacia la gracia llevando siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir y el Infinito, el Absoluto. Por otro lado, sin embargo, la natura de Jesús» (2 Cor 4,8). La Encarnación es, pues, un tesoro «en va leza de nuestro ser es tal que por ella dejamos parcialmente de sijas de barro». Solamente la persona capaz de dominarse a sí mis ser libres... podemos elegir, y con frecuencia elegimos, en base a ma puede llegar a ser don para los demás3 y don para Dios tan nuestras necesidades humanas más bien que conforme a nuestros ideales; elegimos objetos, valores, fines que están en desacuerdo 1 R. GUARDINI, Realismo cristiano, en «Humanitas», 30 (1975) 95-101. con nuestro ser personas «ordenadas», criaturas de Dios, en rela Guardini afirma que Dios se revela mediante la revelación, las personas, las ción con El. Si Agustín afirma que «Virtus est ordo amoris» (la cosas, las situaciones y acontecimientos. virtud es amor ordenado) podemos deducir que el compromiso de 2 B. LONERGAN sj, Religious Experience, en Thomas A. Dunne y Jean la Encarnación responde precisamente a la necesidad de «ordenar» Marie Laporte (eds.), Trinification of the "World. A Festschrift in honor of Frederick E. Crowe. Toronto, Regís College Press, 1978, págs. 71-83. nuestro ser en sus diversos niveles a fin de que pueda responder 3 K. WOJTYLA, The Structure of Selj-determination as the Core of the más cabalmente a la invitación de la Encarnación, de tal manera Theory of the Versan, en Tommaso D'Aquino nel suo settimo centenario. que, como dice San Pablo, «la vida de Jesús se manifiesta en nues- Actas del Congreso Roma-Nápoles, Edizioni Domenicane Italiane, Ñapóles, 1974. Cf. también Persona y acto. 18 19 acabado que pueda ser medio utilizable, «vaso» transparente que en su identidad o en la totalidad de sus funciones5. Este escrito permita a Su luz brillar a través de sí mismo. sobre los votos quiere simplemente ser un intento de comenzar a" La finalidad de todo cristiano, y de modo particular la de superar esta dialéctica, aplicando los principios de la espiritualidad todo religioso, es la de transformarse en Cristo participando de Su y de la teología a los elementos dinámicos de la psicología de la vida, ser testimonio de la Encarnación de modo tan radical que persona. ¿Puede esto hacerse auténticamente? El Vaticano II ha logre hacer tan transparente el vaso de arcilla que pueda manifes sugerido que «la investigación metódica en todos los campos del tarse el «tesoro» escondido en él. San Juan de la Cruz emplea el saber, si está realizada de una forma verdaderamente científica y famoso ejemplo del rayo de luz que pasa a través de un cristal. conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria Cuanto más limpio está éste mayor es la cantidad de luz que a a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su ori través de él pasa, dándole así el esplendor, la luminosidad y las gen en un mismo Dios» 6. Un tipo particular de psicología, o sea, características particulares. Si el cristal (el «vaso» en términos la psicología profunda, que toma en consideración e integra de nuestros) está absolutamente limpio, el sol puede a su vez comu modo central el sistema de valores de la persona7, puede ofrecer nicarse de tal modo que el cristal, totalmente transparente, dará una enorme contribución a la espiritualidad y a la teología, puesto una luz exactamente igual que la de los rayos del sol, y ella misma que su objetivo es abarcar los principios dinámicos y las estructu parecerá un rayo de sol. El cristal no se transforma esencialmente ras existentes en la persona para estar en disposición de ayudar a en un rayo de luz, como tampoco nuestra naturaleza se transforma favorecer la integración de estas estructuras, a fin de que pueda esencialmente en divina; continúa manteniendo la propia natura estar más disponible, más receptiva del «tesoro» de la Encarnación, leza distinta de la de la luz y simplemente «participa» sobrema lo divino dentro de sí misma y, por consiguiente, entregada a El nera del rayo de luz. Por consiguiente, aunque parezca iáentiíicado en el amor de manera más total. con el rayo, el cristal tiene una naturaleza diversa del rayo mismo; Es verdad que el conocimiento de las propias estructuras y podemos, sin embargo, decir que el cristal es un rayo de luz por dinámicas naturales no hace necesariamente y por sí misma más participación4. La conformidad de la voluntad humana con la di espiritual a una persona; es al propio tiempo necesaria la acción vina (Encarnación) en el amor, por medio de la fe, alcanza de este de la gracia gratuitamente dada por Dios y libremente recibida por modo su más alto vértice. el hombre, para el que Meditar en la Encarnación requiere, pues, concentrar la aten ción sobre la gracia, en cuanto invitación y presencia sobrenatural, «experiencia de la gracia es experiencia de la eternidad; es experimentar que el espíritu es más que una simple parte del mundo temporal; que y sobre la naturaleza como medio de respuesta y de entrega. Im plica la necesidad de tomar en consideración los elementos teoló- gico-espirituales juntamente con los psicológicos y antropológicos. 5 J. MARITAIN, Peasanl of the Garrone: An Oíd Layman Questions Him- Si bien hay que mantener la distinción entre la fe y la razón, gra self About the Present Time. Toronto, Macmillan, 1968, págs. 166-167. Cf. también S. ROSETTI, Psychology and Spirituality: Distinction without cia y naturaleza, espiritualidad y psicología, una separación de es Separation, en «Review for Religious» (1981) julio-agosto, 507-527. tos aspectos no puede representar nunca una visión útil, fructífera 6 CONCILTO VATICANO II, Lumen gentium, 36. y realista de la persona humana. Pueden ellos ser distintos, pero 7 Un ejemplo de psicología profunda en una perspectiva vocacional lo en un último término hay que unirlos para entender a la persona propone el libro de L. M. RULLA SJ, F. IMODA SJ, J. RIDICK ssc, Struttura psicológica e vocazione: motivazioni d'entrata e di abbandono. Turín, Ma- rietti, 1977 (trad. española: Estructura psicológica y vocación: motivos de ingreso y de salida. Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1983). Otro se ' S. JUAN DE LA CRUZ, Subida al Monte Carmelo, libro II, cap. 5, n. 6. ría L. M. RULLA SJ, Psicología del Profondo e Vocazione. Turín, Marietti, El cardenal Wojtyla trata del uso de este simbolismo en su libro La fe se 1975 (trad. española: Psicología profunda y vocación. Madrid, Sociedad de gún San Juan de la Cruz. Madrid, BAC, 1982. Educación Atenas, 1983). 20 21

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