Description:Helga no pensaba aprovechar la «ocasión» del avispado comerciante del cementerio para desguaces y para liquidar lo poco aún utilizable. Helga no era una chica que se preocupara por los coches. No para tenerlo ella, al menos. Nunca necesitaba coche. Se paraba al borde de la ruta, hacía un gesto, y rara vez le fallaba. Había muchas autostopistas por allí y por todas las carreteras. Todas las armas eran manejadas astutamente por la muchacha del auto-stop, rubia cenicienta, de larga melena lacia al uso, de rostro pecoso pero atractivo y sensual, de figura alta, esbelta y endemoniadamente provista de todo eso que hace a una mujer, a contraluz, parecerse a un ánfora de curvas. Ella lo sabía, y también entraba en su técnica la búsqueda del contraluz preciso.