La casi total extinción de los humanos está teniendo efectos devastadores en el planeta. El invierno más crudo que se recuerda se ha sumado a la lista de problemas de los escasos supervivientes. Encontrar alimentos, agua o refugio es cada vez más complejo y, por si fuera poco, la peligrosa nueva cepa del virus parece extenderse como la pólvora. Ver salir el sol de un nuevo día es un regalo que nadie puede apreciar pues la merma en el alma es demasiado grande. En esta situación, sobrepasados por el dolor y el sufrimiento, los supervivientes deben dejar atrás todo lo que fueron y dar un paso adelante en su metamorfosis si quieren seguir respirando. La supervivencia tiene un precio que nadie está exento de pagar. Evoluciona o muere.