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Mercaderes y asociaciones mercantiles en el comercio toledano de la seda en la segunda mitad ... PDF

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Hispania, LXII/1, num. 210 (2002) MERCADERES Y ASOCIACIONES MERCANTILES EN EL COMERCIO TOLEDANO DE LA SEDA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVII por HILARIO RODRÍGUEZ DE GRACIA Universidad de Castilla-La Mancha RESUMEN: A finales del siglo diecisiete, Toledo era uno de los principales centros de producción sedera, con un alto número de maestros, oficiales y aprendices. El sistema de venta de los productos manufacturados está en manos de los mercaderes. Comercializan la ma yor parte de la producción, unas veces de forma individual y otras mediante socieda des. Algunos intervienen directamente en el proceso de fabricación y se denominan fa bricantes. La mayor parte de ellos entregan a los tejedores un telar y la seda necesaria para confeccionar géneros tan variados como tafetanes, damasco, terciopelos o medias. Hay mercaderes que se encargan de traer la materia prima desde Murcia o Valencia, la cual pagan en monedas de plata y después entregan a los maestros sederos que tra bajan adoptando una forma laboral denominada putting out system. Algunos comerciantes son sólo inversores y establecen una compañía comercial con una persona que conoce bien el negocio, al cual se denomina factor. A partir de 1650 aumenta considerablemente su número, porque con esas sociedades se obtienen importantes ganancias. El análisis del número de socios, la duración, las ganancias conseguidas o el sistema de cobro que establecen son otras de las cuestiones que se tra tan en este trabajo. PALABRAS CLAVE: Edad Moderna. Siglo XVII. España. Castilla. Toledo. Economía. Seda. Compañías comerciales. Mercaderes. ABSTRACT: At the end of the seventeenth century, Toledo was one of the main centres of silk pro duction, with a large number of masters, officials and appretices. Commercialisation was in the hans of the merchants. Most production was commercialised, either indivi dually or through societies. Some of these merchants, the so-called manufacturers, in tervened directly in the process of manufacturing. Most of them gave the weavers a loom and the silk that was necessary to make varied goods such as taffeta, damask, velvet or stockings.Some merchants were entrusted with bringing the raw material Hispania, LXII/1, num. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) 66 HILARIO RODRIGUEZ DE GRACIA from Murcia or Valencia. This material was paid with silver coins. Later, merchants gave the raw material to silk masters, who adopted the practice known as the putting out system. Some merchants were only investors; they established a commercial partnership with a person who knew the business well. This important profits might be obteined through those partnerships. In this paper, matters such as the analysis of number of members, the duration of their businesses, the profit obtained, and the system of co llecting income are also explored. KEYWORDS: Modern Age. Seventeenth century. Castile. Toledo. Eco nomy. Silk. Commercial partnership. Merchants. Dos funciones relacionadas con la actividad sedera toledana, la productiva y la mercantil, son los puntos esenciales que serán analizados en este artículo, en un marco temporal circunscrito a los últimos cincuenta años del siglo XVII, un periodo en el cual la crisis iniciada las primeras décadas de la centuria todavía hacía estragos en Toledo, aunque ya eran perceptibles cambios para superar regresión1. Ese periodo crítico produjo secuelas de cierta entidad y no fueron más intensas gracias a ser la cabeza de un extenso arzobispado, a tener un rico cabildo catedralicio y una nobleza de segunda fila, escasa, pero con cierta enti dad consuntiva. Por el contrario, el artesano toledano, sobre todo el dedicado a la producción textil, perdía la pujanza que disfrutaba en años anteriores al no poder superar el amplio espectro de adversidades, y optó por abandonar su independencia o se trasladó a otro lugar2. No fue nada fácil sobrevivir con cir cunstancias tan adversas. Los que superaron la regresión lo hicieron gracias al amparo de un mercader, o porque se pusieron al servicio de una compañía co mercial, urdiendo para ellos los encargo que le solicitaban. La proliferación de sociedades o compañías estuvo estrechamente ligada, por un lado, a la rentabi lidad que los gestores obtenían y, en segundo lugar, porque los socios podían limitar su responsabilidad al valor del capital fundacional, en vez de responder íntegramente con su patrimonio. 1 La situación regresiva de principios del siglo XVII en VlLAR BERROGAIN, Jean: «Un pessi misme "calcule"»: l'introspection économique à Tolède (I6l6-l628)», Tolède et l'expasion urbaine en Espagne. Madrid, 1991, pp. 117-135; y MARTÍNEZ GIL, Fernando: Toledo y la crisis de Castilla, 1677- 1686. Toledo, 1987, pp. 35-41. Para segunda mitad de la centuria, DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio: Crisis y decadencia en la España de los Austrias «La crisis de Castilla en 1677-1687», Barcelona, 1973, pp. 197-217. 2 MONTEMAYOR, Julián: «Tolède en 1639», Melanges de la Casa de Velazquez, XVIII (1982), I, pp. 135-163, muestra dos elementos que considera son indicativos de la prosperidad. Primero, un 43% de la población del sector secundario se dedicaba a la actividades textiles; segundo, el comercio reunía al 30% de las ocupaciones del sector terciario. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) MERCADERES Y ASOCIACIONES MERCANTILES EN EL COMERCIO TOLEDANO DE LA SEDA ^y EL PILAR ECONÓMICO DE LA SEDA Desde los primeros años del siglo XVII la ciudad comenzó a hacer frente a una crisis cuya coyuntura suscita todavía numerosas y dispares interpretacio nes. De entre sus consecuencias más directas debe entresacarse, por su excep cional importancia, la pérdida poblacional, ya que de los nueve mil vecinos que tenía Toledo en 1597 pasó a contar tan sólo con 4.889 vecinos en el año 1639. El mayor daño demográfico lo soportarían las parroquias obreras situadas en los suburbios, frente a las centrales que sobrellevaron la depresión con menor intensidad. Junto a la caída poblacional se desarrolló un inesperado retroceso económico, cuya incidencia no es posible valorar en su justa medida, aunque las consecuencias debieron ser profundas por conjuntarse con una fase profunda de encarecimiento y escasez de las subsistencias más básicas3. Las secuelas se hacían más extensivas debido a la degradación del vellón, ocurrida entre los años 1604 y 1627, y el aumento de la presión tributaria acaecida en años pos teriores4. La expulsión de los moriscos y el concurso de acreedores que afectó a los bienes municipales, sentenciado el año 1609, influyeron en el incremento de las contrariedades que soportaron los toledanos. El ayuntamiento, con el embargo de los «propios», aceptó la intervención que impuso el Consejo de Castilla sobre la administración y gestión de los fon dos municipales y renunció a ejercer la vigilancia que mantenía sobre los pre cios de los productos alimenticios más demandados, carne y trigo, cuyo servicio lo prestaba a través de las carnicerías y la alhóndiga. La trascendencia de esa dejadez se agudizó cuando los dos elementos reguladores antedichos entraban en un déficit tan acentuado que impedía pagar los préstamos censales. Para evitarlo se tomó la decisión de subir el porcentaje impositivo en los productos de mayor demanda5. El encarecimiento provocó secuelas irreversibles sobre el tejido productivo debido a que un alto número trabajadores del sector secunda rio salieron a instalarse en poblaciones cercanas, donde les resultaba más fácil obtener los productos básicos. Otros muchos se encaminaron a Madrid, una ciudad que experimentaba un continuo aumento poblacional y estaba necesi- 3 PÉREZ MOREDA, Vicente y REHER, David: «La población urbana española entre los siglo XVI al XVIII», en FORTEA PÉREZ, J. Ignacio (éd.): Imágenes de la diversidad. El mundo urbano en la corona de Castilla (s. XVI-XVIII) .Santander, 1997, pp. 130-163. Las cifras de población proceden de MONTEMAYOR, Julián: Tolède entre fortune et declin (1330-1640). Limoges, 1996, pp. 147-157. 4 La política inflacionista de los primeros años del reinado de Felipe III en SANTIAGO FER NÁNDEZ, Javier de: Política monetaria en Castilla durante el siglo XVII. Valladolid, 2000, pp. 62-73. SERRANO MANGAS, Fernando: Vellón y metales preciosos en la Corte del rey de España (1618-1668). Ma drid, 1996, pp. 45-51. 5 GARCÍA SANZ, Ángel: Desarrollo y crisis del antiguo Régimen en Castilla la Vieja. Economía y so ciedad en tierras de Segovia, 1330-1844. Madrid, 1977, p. 218, evidencia las medidas adoptadas por otros concejos. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) 68 HILARIO RODRÍGUEZ DE GRACIA tada de mano de obra, debido al aumento del consumo de múltiples productos, algunos suministrados hasta entonces por los talleres toledanos6. Los efectos del declive poblacional tuvieron notable incidencia en el obraje de las sedas. No obstante, la actividad mantuvo su dinamismo como primera fuerza generadora de empleo y riqueza durante bastante tiempo después7. No menos importante sería la incidencia que produjo el retraimiento que experi mentaban los intercambios mercantiles entre los años 1615 y 1625, por la caí da de las exportaciones sederas a Indias. El causante hay que buscarlo en la introducción de telas procedentes de China a través de los puertos indianos del Pacífico, convertidas en un artículo de gran aceptación en los virreinatos india nos al ser más baratas que las fabricadas en España, que soportaron unos costes de producción más altos8. Las posibilidades para orientar la situación serían limitadas y hasta se cons triñeron cuando el ambiente de crisis generó el aumento de las obligaciones impagadas a su vencimiento. El fuerte retraimiento en la dinámica comercial hizo que muchas deudas fuesen incobrables y redujesen, a un amplio grupo de comerciantes, las posibilidades de contar con fondos para efectuar nuevas com pras. Aquella inestabilidad sería aprovechada por capitalistas y mercaderes para trasladar gran parte de los capitales comerciales a inversiones más seguras, mientras que otros cuantos liquidaban sus negocios temporalmente. Los sín tomas de crisis tuvieron que afectar con dureza, y de forma preferente, a la ya decaída industria lanera, cuyo momento más depresivo comenzó en la década final del siglo XVI y llevó a la casi desaparición de la confección de aquellos tejidos, lo que permitió aumentar los envíos de lanas a Flandes y Genova, des- 6 ARCHIVO MUNICIPAL DE TOLEDO (AMT), Seda, legajo 1, «Sobre que no hubiera telares fuera de Toledo y los maestros que había en Madrid se viniesen a Toledo», años 1619. ALVAR EZQUERRA, Alfredo: El nacimiento de una capital europea. Madrid entre 1561 y 1606. Madrid, 1989, p. 215 mues tra los retoques urbanísticos. RlNGROSE, David: «Madrid, capital imperial, 1561-1833», Madrid. Historia de una capital. Madrid, 1995, pp. 189-198, consideró que el aislamiento del interior de Castilla tuvo consecuencias sobre la vertiente comercial a gran distancia. Una visión de la crisis en los artículos del volumen editado por THOMPSON, I.A.A. y YUN CASALILLA, Bartolomé (eds.); The Castilian crisis of the seventeen century. Cambridge, 1994. 7 MARTZ, Linda y PORRES MARTÍN-CLETO, Julio: Toledo y los toledanos en 1561. Toledo, 1975, gráficos 1 y 2. MONTEMAYOR, Tolède... pp. 162-167, incluyen curvas de mortalidad y natalidad de doce parroquias, como hizo con anterioridad WEISSER, Michel: «The decline of Castile revisited. The case of Toledo», Journal of European Economic History, vol. Ill (1973), pp. 614-640/622. En ambos trabajos citados, conviene advertir, no aparecen los valores numéricos con los que los autores traba jan, lo que hace dificultosa cualquier revisión de sus estimaciones estadísticas. 8 RlNGROSE, David: «El desarrollo urbano y la decadencia española», Revista de Historia Eco nómica, año 1, núm 1 (1983), pp. 37-57, en especial p. 49, afirma que los mercados extranjeros se perdieron a consecuencia de los altos coste de producción. Los memoriales en RODRÍGUEZ DE GRA CIA, Hilario: El crepúsculo patrimonial de Toledo, Toledo, 1999, pp. 179-185. OLIVARES GALVÁN, Pe dro: El cultivo y la industria de la seda en Murcia (siglo XVIII). Murcia, 1975, pp. 27, 203-5, cita la prohibición de sedas procedentes de China, India y Persia para evitar la competencia.. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) MERCADERES Y ASOCIACIONES MERCANTILES EN EL COMERCIO TOLEDANO DE LA SEDA (fi de donde se reexpedían telas confeccionadas9. A la hora de pergeñar las secue las de momentos tan inestables, una de la más visible fue el incrementó del número de quiebras y suspensiones de pago entre los mercaderes genoveses y castellanos establecidos en la ciudad, tanto para los que comerciaban con lanas como para quienes lo hacían con seda10. Del declive de los primeros años del siglo XVII se conservan citas bastante creíbles que fueron elaboradas por un amplio espectro de instituciones, acadé micas, religiosas, civiles y personas a título individual. En jugosas páginas ma nuscritas o impresas, los llamados arbitrios, quedaron patentes lo que, a su entender, originaba el hundimiento de una ciudad tan boyante. A la par, los autores de los escritos aconsejaban soluciones para lograr la recuperación con la intervención de rey. La respuesta nunca tuvo el efecto deseado, al estar la Co rona inmersa entonces en problemas de mayor envergadura que los lamentos de los toledanos. En su mayoría, los arbitrios describieron una ciudad desolada, con numerosos recursos productivos abandonados, casas en ruina y un descenso considerable de operarios. Sin embargo, la realidad crematística no debió ser tan dramática. De ser como la pintan los arbitristas resultaría inexplicable que con posterioridad Toledo mantuviera intacto su carácter urbano. A pesar del declive demográfico que sufrió y enfrentarse a una coyuntura adversa de des medida intensidad, cuya prolongación duró hasta avanzado el siglo XVIII, conservó casi intactas, durante bastante tiempo, las estructuras ciudadanas. Algunos sectores sufrieron más que otros las secuelas. En este sentido, el gremio de la seda padeció a partir de los primeros años de setecientos una pará lisis considerable, que se agudizaban, debido a la falta de numerario, entre 1649 a 1652, a la cual se conjuntaba la insuficiente oferta de plata que en años posteriores constriñó las actividades sederas. Aquel coadyuvante tuvo bastante repercusión en el mundo comercial, muy en especial cuando los mercaderes se vieron obligados a pagar sus compras de materia prima en plata. El aumento de la demanda y la escasez de metales provocaban que los índices de conversión subieran hasta convertirse en una operación gravosa para los mercaderes que entregaban vellón para adquirir plata. El cambio implicó un premio o interés, mayor en función de la escasez de la plata, cuyo encarecimiento revirtió sobre el precio de la seda en hilo y tramada que consumían los telares. Por otro lado, y de no menos importancia en toda la dinámica descrita, al aumentar los costes de la materia prima se produjo una caída en la tasa de beneficios, lo que des animó a quienes tenían posibilidades económicas de invertir en el sector co- 9 Con anterioridad, concretamente en 1619, Juan Belluga de Moneada, agente general de Toledo en la Corte, aconsejó pleitear para anular la implantación del oficio de veedor de los paños. Advertía que los géneros se fabricaban en Segovia y Cuenca, pero que la producción en Toledo era escasa, al no «haber en esta ciudad telares ni fábricas de paños». AMT. Cartas, 1648. Informe de Andrés Vaillo. 10 Toledo presentó el año 1617 el mayor número de quejas, de lo cual da testimonio DOMÍN GUEZ ORTIZ, Antonio: La sociedad española en el siglo XVII. Madrid, 1963,1.1, pp. 138-9. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) 70 HILARIO RODRÍGUEZ DE GRACIA mercial, porque sus previsibles ganancias eran inferiores al tipo de interés vi gente. También tuvo incidencia sobre la industria toledana la entrada de teji dos extranjeros que se vendían, sin demasiadas trabas, por las ferias castellanas, a pesar de la pragmática proteccionista promulgada el año 1623, que no cum plió el objetivo de restringir las importaciones. En las primeras décadas del siglo XVII, los tejidos de seda perdieron competitividad frente a los géneros que llegaban de China, ciertamente de una calidad inferior aunque atrayentes para el bolsillo de los consumidores. Esa competencia en calidad, por un lado, y calidad-precio, por otro, limitaban las expectativas para intervenir en el mundo comercial. Aun así hubo mercaderes que aprovecharon la coyuntura de los años ochenta para arañar beneficios con el comercio de los géneros de seda, a veces, si se prefiere, con la aplicación de métodos un tanto cicateros, donde el objetivo de calidad quedó un poco arrinconado11. Aquellos que se nombraban fabrican tes aprovecharon de forma más eficiente las sinergias que les ofrecía el merca do, mientras los intermediarios entre el artesano y el consumidor, los mercade res de menor enjundia, que fueron escrupulosos en el proceso de fabricación, conseguirían unas ganancias modestas y poco significativas. Los que eran fabricantes mantuvieron la siguiente línea de actuación. Di rectamente compraron la seda en las zonas productoras, la traían a la ciudad, se la daban para transformar a sus maestras y vendían los tejidos en puntos muy alejados del lugar de fabricación, donde los vaivenes de la competencia eran menos perceptibles. Al proceso de confección aplicaron un método de produc ción que consistía en hacer los tejidos a un coste más bajo que los de la compe tencia, en ese caso los maestros tejedores independientes. Para lograr ese obje tivo, dicho de otro modo, tuvieron que introducir procedimientos irregulares. Uno de ellos consistió en adulterar las materias primas con mixturas de peor categoría; otro, ante la abundancia de telares sin trabajo, consistió en ajustar el precio de la confección por debajo del valor que fijaba el gremio. Aunque es me nos evidente también llegaron a eludir, con múltiples mañas, los impuestos de tránsito de la seda en hilo, la que llegaba sin teñir desde Valencia, en detrimento de la seda murciana que hasta entonces gozaba de una relativa propensión. Hacia la mitad de siglo comenzaban a ser patentes signos más propicios pa ra el sector12. El cambio a una situación más bonancible queda patentizada en los ingresos de la correduría de la seda. Desde la década de los años cuarenta 11 En AHMT. Caja 2.291 hay una amplia variedad de órdenes reales sobre la industria y co mercialización de los tejidos sederos 12 RlNGROSE, David: «The impact of a New Capital City: Madrid, Toledo and New Castile, 1560-1660» Journal of Economic History, 33 (1973), pp. 761-791, opina que entre 1595-1630 la situación económica no pudo apuntalarse por dos circunstancias: el fuerte crecimiento de Madrid y las sucesivas crisis de subsistencia que sufrió Toledo. Los intentos de restablecer la industria sedera desde altas instancias, en los años 1683 y 1698, en GARZÓN PAREJA, Manuel: La industria sedera en España. El arte de la seda en Granada. Granada, 1972, pp. 79-82; y GARCÍA RuiPÉREZ, Mariano: La Real Compañía de Comercio de Toledo, Toledo, 1986, p. 39 Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) MERCADERES Y ASOCIACIONES MERCANTILES EN EL COMERCIO TOLEDANO DE LA SEDA y j venían bajando, pero al llegar los cincuenta se estabilizaban y así permanecían hasta 1660. En la década siguiente crecieron un poco, lo cual permite atisbar, por ello mismo, una recuperación que se prolongó hasta los años ochenta, aun que tuvieron que enfrentarse a la competencia de los géneros que introducían los mercaderes genoveses establecidos en Madrid. Aquel movimiento facilitó la expansión de diversas sinergias, que se hicieron extensibles en otros sectores manufactureros, hasta el punto que la ciudad parecía recuperaba, si no en su totalidad, parcialmente, el carácter económico que disfrutó con anterioridad13. Es casi seguro que el origen de ese cambio haya que buscarlo en una coyuntura agrícola alcista14. Los ingresos que obtuvo la Obra y Fábrica en concepto de diezmos son uno de los elementos apropiados para marcar la línea de evolu ción, cuya cota más alta, a tenor de los datos contenidos en el cuadro I, se situó entre 1649-52 y la menor entre 1683-85. CUADRO I. Ingresos catedralicios por partidos eclesiásticos (en mrs.) AÑO TOLEDO LA GUARDIA ILLESCAS TALAVERA C. REAL ALCALÁ GUADALAJARA 1603 295.711 784.604 588.666 439-358 1.066.068 580.788 891.545 1604 209.326 392.602 723.573 353.105 1.057.783 762.395 1.169.861 1606 236.054 416.55 888.792 395.163 1.145.249 1.151.257 1.306.528 1648 303.818 972.922 1.268.783 627.348 1.225.979 1.017.784 1.873.061 1649 275.732 976.824 1.239.227 575.301 990.051 912.937 1.761.455 1650 300.536 906.793 1.330.793 692.319 1.014.266 1.161.580 2.255.326 1651 325.763 690.772 1.170.823 890.131 1.508.409 1.330.579 2.523.470 1652 296.642 914.983 1.129.351 687.876 1.456.850 1.183.585 2.092.320 1681 220.383 821.920 424.432 384.576 410.102 1.007.743 675.318 1683 170.647 248.201 458.290 297.622 177.030 756.524 1.442.373 1684 213.297 357.126 542.598 483.638 247.341 1.018.005 1.665.087 1685 207.753 282.158 399.590 298.657 253.266 696.421 1.521.428 1686 143.001 497.291 412.376 644.152 288.564 759.546 1.364.177 Fuente: ACT. Libros de frutos y gastos 13 LARRUGA Y BONETA, Eugenio: Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fabricas y manufacturas de España. Madrid, 1790, t. VII, pp. 208-210. 14 LÓPEZ SALAZAR, Jerónimo y MARTÍN GALÁN, Manuel: «La producción cerealística en el arzo bispado de Toledo, 1463-1699», Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea 2 (1981), pp. 21-103, anotan que los rendimientos pasan del índice 53,5, en 1500-09, al índice 91,2 en 1530-9- Ese ritmo fue muy difícil de mantener en décadas posteriores y provocó un desajuste entre el aumento demo gráfico y la producción agrícola. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) 72 HILARIO RODRIGUEZ DE GRACIA El aumento de las rentas decimales, a consecuencia de mejores cosechas, ac tuó de impulsor en la actividad constructora. Numerosas iglesias del arzobispado fueron reparadas al contar las fábricas con mayores ingresos; otras eran amplia das, se adornaban los altares con nuevos retablos, tallas y eran colocadas pinturas para embellecer las paredes de capillas y oratorios. La onda expansiva de la reac tivación económica se propagó por otros sectores artesanales. La recuperación permitió que Toledo restableciera, momentáneamente, su condición de polo de atracción artística, lo cual se tradujo en la llegada, para hacer trazas y diseños, de reputados arquitectos, escultores y pintores, entre los que cabe citar, olvidando a otros más secundarios, a Lupercio de Falces, José Machín, Juan de Mora, Juan Gómez Lobo, Pedro García Comendador, Juan García de Sampedro, Juan Mu ñoz de Villegas, Hipólito Torres, Juan Pablo de Estrada, Rizzi o Caxés15. En el plano económico, los erectos de ese circunstancial despegue se consta taban en el sector protoindustrial y mercantil. La repercusión más visible fue el restablecimiento de la antigua condición de centro neurálgico entre Castilla y Andalucía, de conexiones comerciales muy fluidas con anterioridad y bastante decaídas posteriormente. Ello explicaría también, cómo sin llegar a las cotas al canzadas en el siglo XVI, Toledo volvió a recuperar su condición de enlace de flujos económicos entre el interior peninsular y los puertos de Valencia y Carta gena16. Por otro lado, no debe olvidarse la posibilidad que ofreció a la economía ciudadana en ese momentáneo despegue la permanencia de Mariana de Austria en la ciudad, aunque fuese en el dorado exilio del Alcázar, soterrada prisión con aires de corte, que incrementaba los consumos diarios y la demanda de artículos variopintos. Es una etapa excesivamente corta, pero no desaprovechada por comerciantes y artesanos. La fase del ciclo económico alcista se ralentizó en la segunda mitad del siglo por culpa del incremento fiscal. Las autoridades municipales ampliaron el nú mero de arbitrios ante los requerimientos económicos de la Corona, los llama dos donativos, cuyo destino serían las guerras surgidas entre la monarquía his pana y Luis XIV. Toledo acopió las cifras exigidas a través de préstamos efectuados por particulares, censos redimibles, cuyo pago realizó percibiendo un arancel de un amplio espectro de productos que entraba intramuros. Tal sobrecarga fiscal imposibilitó romper los condicionantes de la recesión y, al contrario, la prolongó porque los ingresos de la exacción eran inferiores que los réditos percibidos por los particulares tenedores de los censos17. 15 Una visión general en SuÁREZ QUEVEDO, Diego; Arquitectura barroca en Toledo. Siglo XVII. Toledo, 1990, pp. 26-27. 16 VELASCO HERNÁNDEZ, Francisco; «Capitalismo y burguesía mercantil. El puerto de Carta gena en el periodo de 1560 a 1630», Contrastes, Revista de Historia Moderna, núm 5-6 (1989-90), pp. 21-35, resalta el negocio de las lanas como una de las actividades sobresalientes, consignadas desde Cartagena a Italia 17 MARTÍNEZ GIL, Toledo y la crisis..., pp. 162-3 cree que entre 1683-1699 se produjo una re cuperación momentánea. Sería conveniente ratificar con datos más precisos la evolución coyuntural de la economía toledana en la segunda mitad de la centuria. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) MERCADERES Y ASOCIACIONES MERCANTILES EN EL COMERCIO TOLEDANO DE LA SEDA 7 3 UN MONOPOLIO SEDERO FRACASADO En los primeros años del Seiscientos varios personajes prestigiosos de la vida pública elaboraron arbitrios con el fin de detener la ruina que se cernía sobre Toledo. Entre ellos cabe destacar a Alonso de Castro Xibaje, Damián de Oliva res, Jerónimo de Ceballos, García de Herrera, Pedro de Alcocer o Sancho de Moneada18. Del selecto elenco mencionado, Moneada será el más interesado en proponer actuaciones encaminadas a la reactivación económica, de cuyo pen samiento dejó constancia en varios arbitrios, algunos todavía inéditos. Uno de éstos llama la atención, aún repitiendo las indelebles ideas mercantilistas que caracterizan su pensamiento, al descansar su corolario en el crecimiento del cultivo de.la seda, algo que en la ciudad escaseaba y debía traerse de lugares bastante alejados. Para conseguir su propósito recomendaba la ampliación de la superficie destinada a las moreras. Las nuevas plantaciones de árboles, escribió, debían ponerse en terrenos destinados a pastizales y en los cigarrales —parcelas de un policultivo de subsistencia— que se hallaban repartidos por los montícu los cercanos a la ciudad. Aquellas tierras, de escasa utilidad como tierras de labor, serán en la teoría de Moneada las adecuadas para la plantación de las morus alba, un árbol de hojas muy refinadas, que resultaban exquisitas como alimento para las larvas anélidas19. La abundancia de moreras, formulaba el arbitrista, facilitaría la crianza de gusanos y convertiría a la ciudad en un eje monopolista de la seda en bruto, recuperando su condición de foco de inter cambios en productos elaborados, a la par que se liberaría de la dependencia que tenía con suministros externos. Desde el punto de vista crematístico, la industria sedera obtendría, en su condición de insumo incorporado al proceso de producción, un valor añadido cuantioso al ser la materia prima abundante en el mismo lugar donde se confeccionaban los tejidos. Por esas dos circunstan cias, la ciudad podría establecer un monopolio de criadores de seda y actuar éstos como proveedores exclusivos de sus artificios, además de vender el exce dente a los telares situados en poblaciones cercanas y suministrar también a los establecidos de otras zonas peninsulares. Cuando Moneada escribió este arbitrio, la industria sedera toledana se en frentaba a una serie de impedimentos muy coactivos, como eran una alta fisca- lidad y una excesiva competencia que producían enormes perjuicios a los teje- 18 Numerosas aportaciones doctrinales en ARANDA, F. José: «La preocupación "arbitrista" en el seno del ayuntamiento de Toledo: por la declinación de la ciudad en un periodo crítico, 1618- 1621», Toletvm 29 (1993), pp. 201-227. SANTOS VAQUERO, Ángel: «Memorial del mercader toleda no Damián de Olivares, del 17 de febrero de 1626», Espacio, Tiempo y Forma, núm 12, serie IV (1999), pp. 151-180. Un análisis general en PERDICES DE BLAS, Luis: La economía política de la deca dencia de Castilla en el siglo XVII: investigaciones de los arbitristas sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Madrid, 1996. 19 CARANDE, Ramón: Carlos V y sus banqueros. Madrid, 1990, pp. 198, analiza la innovación ali menticia de los gusanos y la crisis de la industria de la sedería valenciana en la mitad del siglo XVI. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) 74 HILARIO RODRIGUEZ DE GRACIA dores y a otras industrias auxiliares. Algunas de las pinceladas más sombrías y conminatorias para el sector quedaron reflejadas en las continuas quejas que las corporaciones gremiales enviaron a los procuradores en las Cortes. Con ellas buscaban soluciones y su consecución, con cierto éxito, instaron a los diputados en las Cortes, muy en especial las convocadas el año 1607, para que demanda sen al rey algunas exenciones fiscales, tanto para la materia en bruto que llega ba a la ciudad, para la mercancía que se vendía fuera de ella, como para las técnicas que empleaban los dos artes sederos se acoplasen a las variaciones que experimentaba la demanda20. Es de lamentar que las ideas moncadianas no tuvieran una plasmación in mediata y la dilación hay que achacarla al escaso interés que demostraron los propietarios de los terrenos donde debían establecerse los cultivos, al.considerar que les resultaba más rentable dedicarlos a criar hortalizas, frutales y olivos, en vez de moreras. La plantación de los árboles requería una inversión costosa, de beneficios a largo plazo, frente a la inmediatez de los ingresos, aunque escasos, que proporcionaban los cultivos tradicionales, mucho más cuando la propiedad donde debían efectuarse los plantíos era de conventos e instituciones religiosas, que tenían entregada la explotación a arrendatarios21 Con el paso de los años, el plan de extender las plantaciones de moreras no era tan insubstancial que quedaba olvidado. El proyecto, por el contrario, sería reactivado el año 1708 gracias a nuevas iniciativas privadas y colectivas, cuyo objetivo ahora estaba centrado en recuperar la actividad sedera. Consiguieron una Real Cédula para ello, en la cual se aconsejaba la plantación de morales en legua y media del contorno urbano, un espacio comprendido entre los molinos de Higares y la confluencia del Guadarrama22. DISMINUCIÓN DEL NÚMERO DE TELARES En función del número de artificios que poseyó la sedería toledana, el ilus trado Eugenio Larruga diferenció varias etapas para situar la evolución y su desarrollo. A la hora de fundamentar sus conclusiones creyó que los problemas estructurales surgidos con anterioridad a 1600 no fueron graves para el arte mayor, ni tuvieron excesiva incidencia sobre el menor de la seda; de ahí la esca sa variación en el número de telares que trabajaba dentro de la ciudad. En la 20 El testimonio procede de AHPT Protocolos, 3087, fol. 452 y 675, año 1621, escribano Ro drigo de Hoz. CEBRIAN REY, Alfonso: «Una visión de la crisis de la industria sedera toledana en el primer tercio del siglo XVII: el memorial de Juan González de Vatres Sotomayor», Espacio, Tiempo y Forma, 11 (1998), pp. 239-264, analiza la crisis de la sederías toledanas. 21 RODRÍGUEZ DE GRACIA, Hilario: «De la huerta del Rey a la Alberquilla», Anales Toledanos, XIX (1984), pp. 39-68. 22 AHMT. Seda, caja 2291, Ordenanzas, 1500-1650, alegaciones a la pragmática de 1675. Cada fanega de tierra podían contener ochenta árboles. Hispania, LXII/1, núm. 210 (2002) 65-112 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas http://hispania.revistas.csic.es Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)

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utilizaron un instrumento llamado azarja. Estaba constituido por dos discos, unidos por cuatro costillas, con un agujero en el centro para que pasase
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