Description:De entre los Diálogos de Casiciaco destaca Soliloquia (Los Soliloquios), por su intensa vibración religiosa y filosófica, a la vez. En ellos se anticipan muchos aspectos de las Confesiones, como la introspección y el examen de conciencia, la purificación de la memoria y el ahondamiento en ella, hasta encontrar el eco o la voz del Maestro interior, Sol del mundo inteligible y de la razón, que entabla diálogo consigo misma. Todos los Diálogos de Casiciaco son obras pedagógicas, pero los Soliloquios, destacan bajo este punto de vista; en ellos se presentan en pocas páginas y en forma amena los asuntos básicos que cualquier profesor de filosofía desea para sus alumnos. No es de extrañar, porque quien los redactó era un profesional de la educación, joven pero en plena madurez, intelectual y espiritual. Era un profesor de Retórica, Gramática y Literatura cuyos intereses estaban, desde hacía tiempo, imantados por la sabiduría humana, la filosofía, y ahora había encontrado el mejor motivo para buscar apasionadamente ver cara a cara la Verdad, a saber, que la Verdad es Alguien, no algo. El diálogo está trenzado con formas, argumentos y elementos tomados de Platón y del neoplatonismo; pero todo ello, formas, argumentos y lugares comunes, está también claramente modificado por la inspiración cristiana y el genio personal de Agustín de Hipona. Por planteamiento, el libro es un diálogo entre la razón y la fe; o bien, entre el corazón –convertido y que busca conocer más, para llegar a «ver»–, y la razón dialéctica, que guía, pregunta, pone a prueba, y en fin ayuda a obtener conclusiones. El objeto de la obra es el conocimiento. El conocimiento humano entra en discusión consigo mismo; se cuestiona su validez, su alcance, sus leyes, y su objeto más preciado, esto es, el conocimiento de Dios y de sí mismo. Por fin, la argumentación principal gira en torno a la demostración de la inmortalidad del alma humana. Tenemos pues en los Soliloquios un ejercicio de lectura muy completo, didáctico y vital por su mismo origen.