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las construcciones con se en una muestra del corpus de referencia del español actual PDF

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LAS CONSTRUCCIONES CON SE EN UNA MUESTRA DEL CORPUS DE REFERENCIA DEL ESPAÑOL ACTUAL (CREA) Prof. Marcelo Taibo UDELAR - IPA INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene por objeto el estudio de las construcciones con se en una muestra del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la Real Academia Española. Sin lugar a dudas, el análisis y la descripción de las distintas construcciones con se es uno de los temas más complicados de la gramática del español, ya que la presencia de este clítico tiene tanto efectos sintácticos como también semánticos e incluso pragmáticos. De hecho, los estudios dedicados a la clasificación, delimitación y caracterización de estas construcciones son numerosos y también diferentes en cuanto a la exhaustividad y al grado de detalle de los mismos. Por estos motivos, la siguiente investigación se propone varios objetivos. En primer lugar, es importante aclarar que este trabajo tiene un carácter esencialmente empírico, es decir, busca ser un estudio concreto sobre las construcciones con se presentes en el corpus seleccionado. Evidentemente, enunciar esta afirmación no implica olvidar el aspecto teórico de la cuestión. En efecto, a medida que se estudia cada tipo de estructura, se intenta realizar un análisis crítico de las explicaciones dadas por las distintas corrientes gramaticales que han abordado estos fenómenos. Como señala Cristina Sánchez, “a menudo el análisis de cuestiones gramaticales complejas no puede hacerse sin una clasificación previa que delimite los tipos de estructuras” (2002:16). Por eso, en el primer capítulo se propone una clasificación inicial de los distintos valores de se que se estudian en los capítulos subsiguientes: el se reflexivo y recíproco, el llamado “se medio”, el se aspectual y el se en construcciones pasivas e impersonales. Cada uno de estos valores es abordado en un capítulo independiente, en donde se analizan las interpretaciones dadas por las teorías existentes. Asimismo, en cada sección se aporta la frecuencia de aparición de estas construcciones en el CREA. Determinar la frecuencia de estas estructuras es un dato interesante ya que, si bien muchos gramáticos han realizado afirmaciones sobre este tema, no hay datos estadísticos que acompañen y confirmen sus intuiciones1. Del mismo modo, en cada capítulo se presentan algunos fenómenos interesantes vinculados con diferencias diatópicas –a través del espacio geográfico– o diafásicas –según las necesidades o intenciones del hablante– que pueden apreciarse en el uso de estas estructuras. Esta parte del trabajo aspira a ser fermental y a orientar futuras investigaciones sobre aspectos más específicos de este tema. En lo que respecta al corpus de datos empleado en el presente estudio, deben hacerse algunas aclaraciones. Obviamente, escapa de las 1 Cano Aguilar, por ejemplo, señala que: “casi la cuarta parte de las formas verbales que aparecen en un texto español van incrementadas por se. Y de todas ellas, sólo una pequeña parte puede clasificarse como propiamente reflexiva. La mayor parte de los verbos incrementados por se indican un proceso desarrollado dentro del sujeto sintáctico. Por otro lado, el uso de se en la llamada pasiva refleja y en construcciones impersonales constituye también un apartado más numeroso que el de frases propiamente reflexivas” (Cano Aguilar, 1981:256). Sin embargo, no aporta datos estadísticos que confirmen sus afirmaciones. 2 posibilidades de esta investigación analizar todas las construcciones con se presentes en el CREA. Por este motivo, se ha seleccionado un corpus inicial de unas cinco mil formas extraídas de los textos orales que integran el corpus académico2. Estas formas han sido seleccionadas siguiendo un criterio de representación proporcional de modo que se incluyan construcciones que pertenezcan a distintas variedades diatópicas y diafásicas del español actual3. Por último, el enfoque que se adopta en la descripción y explicación de los hechos se inserta dentro de lo que se denomina gramática funcional. Sin embargo, no se desconocen los aportes realizados tanto por la tradición gramatical española como por la gramática generativa, que ha dado explicaciones valiosas para varias cuestiones que se relacionan directa o indirectamente con este tema. 2 El número de formas parece satisfactorio para una investigación de estas características. De hecho, es posible utilizar como marco de referencia la tesis doctoral del lingüista chileno Nelson Cartagena (“Sentido y estructura de las construcciones pronominales en español”). Este autor utilizó para su investigación un corpus de 20.000 construcciones pronominales procedentes de diversos géneros literarios. 3 En el apéndice uno se puede encontrar el listado de documentos que integran la muestra analizada. 3 CAPÍTULO 1: EL SE Y SU POLIVALENCIA FUNCIONAL 1.1. Propiedades de se La forma se es un clítico de tercera persona (singular o plural) que puede aparecer en numerosas construcciones que poseen características muy diversas. De hecho, muchos son los autores que hablan de su polivalencia funcional4 o de su carácter camaleónico5 que le permite aparecer en estructuras tan diferentes como las siguientes: “La ambición histórica de la República Argentina ha sido acceder al Pacífico. Y Chile se lo está permitiendo sin compensación” (Chile). “El Poder Ejecutivo se autoriza a renegociar y prorrogar los contratos” (Argentina). “La posibilidad de que Argentina y Sudáfrica lleguen a conocerse mejor es realmente muy importante” (Argentina). “Cuando él llegó, ella ya se había muerto de amor”. “El viaje se hizo muy largo”. “¿Tú qué opinas de, por ejemplo, la gente que no salió nunca de Galicia, o no se atreve?” (España) “Aunque parezca mentira en el verano también se venden paraguas” (España). “En Arequipa se come bien” (Perú). 4 Di Tullio, 1997 5 Otero, 1999 4 Carlos Otero señala que esta versatilidad de la forma en cuestión se debe a su minimidad o infimidad gramatical: “en lo que respecta a su forma se reduce a una sola sílaba inacentuable compuesta de la consonante fricativa más común (la fricativa que forma parte del inventario consonántico de todas o casi todas las lenguas) y una vocal ‘neutra’ (una vocal media de uso muy frecuente en las lenguas romances); en lo que respecta a su contenido, carece, no ya de caso morfológico sino hasta de especificaciones distintivas de género y número. Sintácticamente, su propiedad más obvia, si no la única y fundamental, es que sólo puede ser asociado a la ‘no persona’” (2002:168-169). Por estos motivos, Otero concluye que este clítico es el elemento más desprovisto de contenido de la lengua española y uno de los más diminutos e insignificantes. Estas características permiten que oficie como “comodín” gramatical capaz de representar todas las funciones que representan los otros clíticos y dos más por añadidura (la pasiva y la impersonal). 1.2. Estudio de las construcciones con se en la gramática tradicional La tradición gramatical se ha preocupado por las distintas funciones de esta partícula. Se han propuesto múltiples clasificaciones, pero siempre se encuentran casos que no se acomodan a las clases reconocidas, ya porque no se ajustan enteramente a sus rasgos definitorios, ya porque se sitúan en el límite entre dos o más tipos. Además, las diferencias entre las clasificaciones son, en la mayoría de los casos, más terminológicas que conceptuales y solo parcialmente estas diferencias terminológicas obedecen a verdaderas diferencias de análisis. Sin lugar a dudas, una de las dificultades con la que se enfrentaron los gramáticos tradicionales al estudiar estas estructuras fue la de utilizar el término reflexivas o reflejas para englobar a oraciones con 5 características diversas y el empleo de una definición de las mismas ya cristalizada6. En efecto, Martín Zorraquino señala que “casi todos los gramáticos han considerado las oraciones reflexivas como aquellas en las que una misma persona es agente y paciente a la vez, asignándoles, en consecuencia, rasgos propios de lo activo y lo pasivo y tratando en buena parte, de ‘explicarlas todas’ como si las relaciones entre sus elementos tuvieran que ser siempre las mismas, o en otras palabras, como si el ‘valor’ semántico -el significado- del término reflexivo hubiera de estar siempre presente en ellas” (1979:21) Sin embargo, muchos gramáticos se dieron cuenta de que el término reflexivo parecía adecuado solamente para un grupo pequeño de oraciones: las que contienen un pronombre reflexivo cuya función es semejante a la de los pronombres lo, la, los, las en contextos transitivos (él lo lava / él se lava), o a la de le, les en construcciones como él se lava las manos opuesto a él le lava las manos. De modo que han reconocido la necesidad de discriminar grupos diferentes de "oraciones reflexivas". Así, Bello, después de estudiar y caracterizar las proposiciones reflejas y recíprocas, se ocupa de "varias especies de construcciones en que la reflexividad no pasa de lo material de la forma, ni ofrece al espíritu más que una sombra débil y oscura" (1847:457). A estas construcciones las denomina cuasi-reflejas. Amado Alonso, por su parte, divide las 6 Rafael Seco explica con claridad el empleo del término reflexivo: “De ahí la denominación de reflexivas que llevan estas oraciones y los verbos que las forman: de que la acción verbal vuelve como un rayo de luz en su espejo sobre el origen de donde procedió: yo me lavo es oración de este tipo” (1988:199). 6 oraciones reflexivas en reflexivas propiamente dichas7 y reflexivas sólo de forma8. Si bien en general ha existido coincidencia en el análisis de las estructuras reflexivas directas e indirectas, como también en el análisis de las construcciones recíprocas9, las subclasificaciones han sido particularmente abundantes para las llamadas reflexivas “sólo de forma”. El hecho de que los verbos de estas oraciones expresen estados de cosas muy diversos, con contenidos semánticos diferentes y con características gramaticales distintas (algunos admiten la construcción transitiva -levantar, alegrar-, otros solo pronominal o refleja -arrepentirse-; algunos aparecen preferentemente con sujetos de persona, otros, de cosa) ha dado lugar a planteamientos diferentes, según se haya centrado el interés en lo semántico o en lo gramatical. Bello, por ejemplo, las agrupa entre las cuasi-reflejas, junto con los verbos intransitivos que admiten clíticos (reírse, morirse, etc.). Amado Alonso concede importancia especial a lo semántico y subdivide los reflexivos de forma en verbos que significan vida interior y verbos de 7 “Los verbos reflexivos son una clase especial de los transitivos. Tienen, como ellos, complemento directo, pero el complemento es un pronombre personal de la misma persona que el sujeto: yo me doblo, tú te desnudas, él se viste. Se llaman reflexivos porque la acción refleja o recae sobre el sujeto. Estos son los reflexivos propiamente dichos” (Alonso – Henríquez Ureña, 1971:104). 8 “Otros muchos verbos hay que, construyéndose también con el pronombre de la misma persona que el sujeto, no lo tienen como complemento directo, y, por lo tanto, la acción no recae sobre el sujeto: me voy, ¿te sorprendes?, se murió. Estos verbos son reflexivos por la forma, pues que llevan un pronombre reflejo, pero no por el sentido” (Alonso – Henríquez Ureña, 1971:104-105). 9 La noción de reciprocidad planteada por Bello se ha mantenido más o menos fielmente en todas las gramáticas posteriores: “el complemento acusativo es recíproco, cuando el verbo tiene por sujeto dos o más personas o cosas, cada una de las cuales ejerce una acción sobre la otra o las otras y la recibe de estas, significándose esta complejidad de acciones por un solo verbo, como en Pedro y Juan se aborrecen; ellos se miraban unos a otros” (Bello, 1847:456). Sin embargo, esta clase de oraciones ha sido estudiada de modo superficial y poco cuidadoso en la tradición gramatical española. 7 movimiento. Gili Gaya y el Esbozo se muestran partidarios de una atenuación de lo puramente reflexivo en todas estas frases10. Por otra parte, muy pocos estudiosos han asignado una función precisa al clítico que aparece en estas oraciones. Del se que aparece en las oraciones con sujetos inanimados (se produce la revolución soviética) y de los clíticos que se presentan con verbos que admiten también una construcción transitiva (miles de personas se acuestan cada día buscando el descanso reparador), algunos estudiosos opinan que sirven para intransivitizar el proceso expresado por el verbo. Esta función intransitivizadora del se es destacada también tanto por la gramática generativa como por algunos gramáticos funcionales. Sandra Babcock, que se inscribe dentro de la corriente generativista, considera el clítico como un morfema de intransitivización e índice de la diátesis media en español. El funcionalista Lucien Tesnière, por su parte, habla de la diátesis recesiva: “contrariamente a la diátesis factitiva, la diátesis recesiva disminuye en una unidad el número de los actantes (…) El marcante de la diátesis recesiva es, tanto en francés como en muchas otras lenguas, el mismo que el de la diátesis reflexiva” (1994:473)11. Por último, en el estudio de las construcciones con se se incluyen, en la mayor parte de las gramáticas, las llamadas pasivas reflejas (Aunque parezca mentira, en el verano también se venden paraguas) y las oraciones impersonales con se, también denominadas oraciones con sujeto indeterminado (En Arequipa se come bien). 10 “Aunque volveremos a ocuparnos con más pormenores de estos matices de la función pronominal, diremos aquí que las gradaciones que atenúan y aun llegan a borrar su carácter reflexivo primario son muy numerosas y frecuentes. Van desde los llamados dativos ético y de interés (Ella se tomó el café; Se le hundió el mundo; No te me vayas), hasta las expresiones con verbos intransitivos, que se llaman seudorreflejas por sentirse ya muy distantes del significado reflexivo propiamente dicho, como: Me voy; Nos estamos en casa; Mi vecino se ha muerto; Me salí del despacho” (RAE, 1973:380). 11 Es importante notar que ambos gramáticos recurren a la noción de diátesis. La relación entre el clítico se y la diátesis verbal será estudiada en el próximo apartado. 8 Si bien la mayoría de las gramáticas tradicionales opuso estas dos estructuras basándose en la dicotomía voz pasiva – voz activa, otros autores no marcaron diferencias tan claras. Bello, por ejemplo, denomina a las primeras construcciones regulares cuasi-reflejas de tercera persona y señala que en estos casos “de la reflexividad significada por los elementos gramaticales, la idea de acción se desvanece, y queda solamente la idea de pasión, o de modificación recibida” (1847:462). A las estructuras como el segundo ejemplo planteado (En Arequipa se come bien) las denomina construcciones irregulares cuasi-reflejas. Como se recordará, este autor denomina proposiciones irregulares o anómalas a las proposiciones en las que no se expresa ni se sobreentiende el sujeto. Por lo tanto, sobre estas estructuras realiza tres comentarios interesantes: en primer lugar, desde el punto de vista formal, son cuasi-reflejas porque se construyen con el acusativo reflejo se; en segundo lugar, y siguiendo un criterio sintáctico, las denomina irregulares o anómalas porque no poseen un sustantivo o sintagma nominal que desempeñe la función de sujeto explícito; en tercer lugar, y desde el punto de vista semántico, estas estructuras se asemejan al grupo anterior porque también poseen un significado pasivo. Evidentemente este breve repaso a los estudios de la gramática tradicional permite demostrar que, más allá de las limitaciones de sus planteos, los gramáticos han entendido que la presencia de este clítico determina modificaciones tanto en la estructura sintáctica de las construcciones como en los valores semánticos que se desprenden de las mismas. 9 1.3. Las construcciones con se y su relación con la diátesis verbal. Más allá de la clásica definición de las oraciones reflexivas a las que ya se ha hecho referencia, que vincula estas construcciones con las voces activa y pasiva, son varios los gramáticos que han postulado la relación entre las construcciones con se y la noción de la diátesis (activa, pasiva y media). Si bien este tema será desarrollado al analizar algunas estructuras en particular, es conveniente realizar algunas precisiones previas sobre este aspecto. Como se sabe, la noción de voz o diátesis (en griego, estado, disposición, función) se refiere a la relación semántica que se establece entre el verbo y los participantes de la acción verbal y se expresa formalmente mediante elementos sintácticos y / o morfológicos. Ya las gramáticas griegas clasificaban las oraciones en tres voces con flexiones verbales específicas para cada una de ellas. Reconocían una voz activa (vinculada con nociones como actividad, energía), la pasiva (lo que uno experimenta o siente, pasión), y otra voz concebida como intermedia a la oposición primaria entre activa y pasiva y en la que se ubicaban aquellas formas verbales de difícil clasificación y con características tanto de una como de otra voz (por ejemplo, formas activas con significado pasivo y viceversa). Evidentemente, el español, al igual que el resto de las lenguas romances, carece de morfemas verbales propiamente pasivos (en oposición al latín) o medios (al contrario que el griego), de modo que la voz activa es la única representada en la morfología verbal. 10

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de los hechos se inserta dentro de lo que se denomina gramática funcional. Sin embargo, no cuenta que el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. (1973) maneja painted) presupposes that the SoA was fully achieved, whereas the Progressive (is painting), in the case of [+ tel]
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