En su lecho de muerte, doña “Marina” –hoy conocida como “Malinche”- escribe treinta cartas a “Martín”, el hijo que procreó con el conquistador de México “Fernando (Hernán) Cortés”, en las cuales le cuenta la verdad sobre su vida. Narra en ellas su infancia en Veracruz como hija de un cacique aficionado a la astronomía, que tuvo un desgraciado final en manos de los aztecas. Luego fue vendida a comerciantes mayas, quienes le dieron un trato humillante. Así, cuando llegaron los primeros españoles, se fue con ellos. Gracias a que hablaba náhuatl y maya pudo convertirse en intérprete entre ambos grupos y desempeñar un papel central ante “Cortés”, en lo político y lo amoroso. Fue doña “Marina” quien aconsejó al conquistador cómo vencer al emperador azteca, movida por el rencor que le había despertado la muerte de su padre. Después la vida la separó de “Cortés”, a quien ya no vio en sus últimos años. Ahora ella escribe su verdad y deja un testamento en el que se reparte sus pocas pertenencias.
La verdadera historia de “Malinche” es un relato emotivo y profundo que humaniza a una mujer que fue sucesivamente princesa, huérfana, esclava, intérprete de dos mundos, ministra de guerra, mujer de un soldado impetuoso y madre de un hijo proscrito. En esta historia una mujer reflexiona sobre su vida, justifica sus acciones y acepta sus errores. Esa mujer es “Malinche”, y esta novela la desmitifica para siempre.