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La llave y el candado: el conflicto entre Perú y Chile por Tacna y Arica, 1883-1929 PDF

222 Pages·2008·6.476 MB·Spanish
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SERGIO GONZÁLEZ La llave y el candado El conflicto entre Perú y Chile por Tacna y Arica (1883-1929) LOM PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL González Miranda, Sergio 1954 - La Llave y el Candado: el conflicto entre Perú y Chile por las provincias de Tacna y Arica (1883-1929) [texto impreso] / Sergio González Miranda .— 1ª ed. – Santiago: LOM Ediciones, 2008. 222 p.; 21x16 cm.- (Colección Historia) ISBN : 978-956-282-978-6 R.P.I. : 170.623 1. Chile – Relaciones Exteriores - Perú I. Título. II. Serie. Dewey : 327.83085.— cdd 21 Cutter : G643l Fuente: Agencia Catalográfica Chilena © LOM Ediciones Primera edición, 2008. I.S.B.N: 978-956-282-978-6 Registro de Propiedad Intelectual Nº: 170.623 A cargo de esta Colección: Julio Pinto Motivo de cubierta: Ruta perpendicular al camino que une la ciudad de Tacna y Arica. Fotografía de Sergio González Diseño, Composición y Diagramación: Editorial LOM. Concha y Toro 23, Santiago Fono: (56-2) 688 52 73 Fax: (56-2) 696 63 88 web: www.lom.cl e-mail: [email protected] Impreso en los talleres de LOM Miguel de Atero 2888, Quinta Normal Fono: 7169695/ 7169684 Fax: 716 8304 Impreso en Santiago de Chile La unidad de su historia, la unidad de propósito en la vida política y en la intelectual hacen de nuestra América una entidad, una Magna Patria, una agrupación de pueblos destinados a unirse cada día más y más. PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA La Utopía de América A todos los que sufrieron la violencia política en Tacna, Tarata y Arica, peruanos o chilenos. A Guillermo Billinghurst Angulo, estadista peruano, y a Carlos Vicuña Fuentes, profesor chileno, símbolos de la integración entre Perú y Chile en esos años del conflicto por Arica y Tacna. P ALABRAS PREVIAS La frontera norte nos jalona de las solapas de tarde en tarde. Hoy el tema de la frontera marítima está en los titulares de los diarios; hace un tiempo ha sido la toma por manifestantes peruanos del camino de une a Arica con Tacna y, de vez en cuando, se repite el mismo titular en los periódicos locales sobre la muerte inesperada de algún joven peruano, que buscaba ingresar a Chile por un paso no habilitado, al pisar una mina. ¿No sigue siendo entonces la historia de esa frontera más actual que nunca? Sin embargo, durante los cuarenta y cinco años que transcurrieron entre los Tratados de Ancón (1883) y de Lima (1929), los habitantes de las provincias de Tacna y Arica, fueran peruanos o chilenos, vivieron el conflicto diplomático como un fenómeno cotidiano, a veces con costos personales y familiares invaluables. Sobre esos cuarenta cinco años, que podemos definir de posguerra, trata este libro. En otras palabras, podemos decir también que trata del conflicto entre chilenizadores e irredentos y entre dos escuelas diplomáticas, la del Palacio Toesca y la de Torre Tagle. El resultado final de esos dos tratados fue precisamente la definición de la frontera norte, si la mirada es desde Chile, porque desde la peruana es la frontera sur. El artículo segundo del Tratado de 1929 señala que “el territorio de Tacna y Arica debe ser dividido en dos partes, Tacna para el Perú y Arica para Chile”. Y la frontera la define de la siguiente manera: “La línea divisoria entre dichas dos partes, y, en consecuencia la frontera entre los territorios de Chile y Perú, a partir de un punto de la costa que se denominará ‘Concordia’, distante diez kilómetros al norte del puente del río Lluta, para seguir el oriente paralela a la vía de la Sección chilena del ferrocarril de Arica a La Paz y distante diez kilómetros de ella, con las inflexiones necesarias para utilizar, en la demarcación, los accidentes geográficos cercanos que permitan dejar en territorio chileno las azufreras del Tacora y sus dependencias, pasando luego por el centro de la Laguna Blanca, en forma que una de sus partes quede en Chile y la otra en Perú...” ¿Es ella la frontera entre Perú y Chile? Alejandro Grimson nos dice que “en la frontera hay varias historias entremezcladas. Una habla de los territorios estatales, espacios imaginados y diseñados como potencialmente bélicos; espacios de contacto liminar de la expansión de la soberanía tanto como de la ciudadanía, 7 límite de la represión y de los derechos”1. Y aboga por la necesidad de “construir una teoría que desconstruya (a lo Derrida) la frontera, revelando los procesos históricos a través de los cuales los límites fueron instituidos y sus significados configurados”2. Consideramos que la mirada geopolítica decimonónica desde los Estados nacionales entregó imágenes y explicaciones simplificadas de la construcción de los borderlands que, en cierto modo, le dieron un orden a un fenómeno complejo y múltiple. Ese orden y esa mirada fueron institucionalizadas. Si bien son miradas contradictorias, responden a la misma lógica del conflicto, reproducidas culturalmente a través del currículum escolar. Es necesario, consideramos, desconstruir ese orden a partir de una nueva mirada más coherente y basada en una lógica de paz e integración. Cuando pensamos en la frontera norte, desde la perspectiva peruana de las relaciones internacionales, vemos que existen notables trabajos, como los de Carlos Morales Arias, Carlos Contreras, Alfonso Benavides, Félix Calderón, Ronald Bruce, Juan Miguel Bákula, Alberto Wagner, y sobre todo Alberto Ulloa. Incluso hay recopilaciones de importantes testimonios de vidas de los ex plebiscitarios, como la realizada por Frida Manrique, periodista. También se han editado libros testimoniales como el de Manuel F. Portocarrero Lo que vi en Arica, que tuvieron un propósito político de denuncia. Desde el lado chileno vemos una gran cantidad de escritos de diplomáticos, como los de Mario Barros, Conrado Ríos Gallardo, Ernesto Barros Jarpa, Luis Barros Borgoño, Julio Pérez Canto, Juan José Fernández Valdés, entre otros; sin desconocer que la escuela peruana diplomática de Torre Tagle también hizo sentir su influencia con autores como Francisco Tudela, Arturo García, José Salvador Cavero, Víctor Belaunde, etc. Empero los historiadores chilenos no escasean desde el propio Barros Arana, pasando por Gonzalo Vial, hasta historiadores militares como Juan Salgado Brocal y Oscar Izurieta. En beneficio de Chile podemos decir que hubo, en la época de mayor conflicto bilateral, una voz y pluma completamente disidente a la posición oficial, la de Carlos Vicuña Fuentes. En tiempos actuales, un caso especial es José Rodríguez Elizondo, diplomático, profesor, escritor, periodista y un verdadero puente de integración entre ambos países; él nos advirtió sobre el siglo que vivimos en peligro. Historia y relaciones internacionales son en la frontera norte dos disciplinas indisolublemente unidas. Historiadores de nuevas generaciones han realizado esfuerzos importantes de aproximación en busca de una historiografía menos divergente. El libro compilado por Eduardo Cavieres y Cristóbal Aljovín sobre Perú-Chile: 1820-1920, fue preparado en ese espíritu. Una mención especial amerita la historiadora peruana Rosa Troncoso de la Fuente, quien se ha dedicado a estudiar a los tarapaqueños peruanos en El Callao y Lima. 1 Grimson, Alejandro. “Disputa sobre las fronteras”. En Michaelsen, Scott y Johnson, David. Teoría de la frontera. Los límites de la política cultural. Gedisa, Barcelona, 2003, p. 13. 2 Ob. cit., p. 17. 8 Mucho más se ha escrito sobre esta frontera desde el Perú que desde Chile, porque a ellos les duele más ese límite. Su literatura es rica y siempre referida a la frontera, al cautiverio, quizás porque los tacneños deben demostrar que son doblemente peruanos, como los ariqueños dos veces chilenos. Además de los conocidos Jorge Basadre3, Raúl Palacios, Ernesto Yepes y Luis Cavagnaro, existen otros que han aportado desde la historia y la literatura, como Fortunato Zora Carvajal, Fredy Gambetta, Luis Orlando Bocchio Rejas, Omar Zilbert Salas, Oscar Panty Neyra, Carlos Vela Velarde, Efraín Choque, entre otros. Arica, más chilena, ha producido escritores notables que han mirado la frontera como tema de estudio: Vicente Dagnino, Alfredo Wormald, Luis Urzúa, Carlos Keller, Luis Galdames Rosas, etc. Hoy, la Historia, a diferencia de otras disciplinas, puede realizar un trabajo de micro- historia en la frontera, al mirarla con más detención, observar el fragmento y el detalle, penetrar en la psicología de los sujetos a través del documento o del artefacto. El conflicto por las provincias de Tacna y Arica es un fenómeno de frontera en dos sentidos: uno, como un límite territorial y político y, dos, como el límite posible de la tolerancia y la persecución. Un ejemplo famoso en ambos sentidos ha sido el libro de Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos4, donde la pequeña historia de Menocchio expresa una gran Historia, porque el caso del molinero quemado en la hoguera de la Inquisición es la síntesis de una época de persecuciones religiosas en la frontera norte de Italia. Mutatis mutandis, en la frontera norte de Chile la muerte de Antonio Mollo, un fabriquero del pueblo de Putre y miembro de la propaganda plebiscitaria peruana, pudo ser la síntesis de los cuarenta y cinco años de conflicto diplomático por esas provincias. Mollo fue asesinado en 1925 cuando iba camino a realizar una denuncia a la Comisión Plebiscitaria Norteamericana que se encontraba a bordo del barco Ucayali. Nadie supo de los autores de su muerte. ¿Surgió de esta pequeña historia una lección para los dos países en conflicto? ¿Emergió una nueva moral de esa verdad que peruanos y chilenos decían poseer? ¿Cuántas historias como aquella de Antonio Mollo se escribieron con sangre en la frontera norte producto de una disputa diplomática? Los tacneños recuerdan muchas historias, como las de Cristina Vildoso, Lastenia Rejas de Castañón, Manuel Espinoza Cuéllar, entre otros. En Tarata a Manuel Silvestre López y Manuel Primero Franco. Empero, también está la memoria de los carabineros chilenos asesinados y sus cuerpos quemados en Challaviento. La diplomacia toma conocimiento pero no actúa, la disciplina de las relaciones internacionales lo sabe pero no lo estudia, casos como el de la comunidad de Ancomarka, peruana, lugar por donde la frontera de 1929 pasó dividiendo sus tierras: una parte quedó en territorio chileno y otra en el peruano. Algunas familias de esa comunidad son chilenas 3 El historiador Jorge Basadre, uno de los más importantes del Perú, tiene una mirada nacional del problema de Tacna y Arica, en tanto una personalidad reconocida e influyente en ese país, pero como tacneño de nacimiento escribió un libro (Mi infancia en Tacna) que expresa el punto de vista personal y local del conflicto. Posteriormente hacia 1926 integró la Comisión Plebiscitaria peruana. 4 Ginzburg, Carlo. El queso y los gusanos. Atajos/Muchnik Editores, Barcelona, 1996. 9 y las otras peruanas. ¿Quién ha escuchado sobre Ancomarka? Nadie en Lima o en Santiago. La Historia y solo ella es la disciplina que puede sacar a esta comunidad de la sombra que la diplomacia ha dejado caer sobre sus cabezas. Las fronteras, no pocas sino muchas veces, han sido lugares de dolor y muerte. Otras, en cambio, han sido lugares de encuentro con la libertad. En busca de la libertad uno de los más brillantes pensadores del siglo XX murió en la frontera que separa a Francia de España, Walter Benjamin. En Port-Bou, escapando de los nazis, en calidad de sujeto “sin nacionalidad” y con una maleta atiborrada con sus escritos, Benjamin esperaba, pero cuando le dicen que un decreto franquista impide dejar entrar a los sujetos sin nacionalidad, perdida toda esperanza, se suicida, dejando su maleta llena de papeles. Su cuerpo quedó en la frontera, mirando el Mediterráneo, en una tumba desconocida como suelen ser las tumbas de los fronterizos, Hannah Arendt dijo del lugar: “Uno de los más fantásticos y hermosos lugares que jamás haya visto en mi vida”. Benjamin posiblemente no tuvo tiempo de contemplar esa belleza, solo deseaba escapar de ser confinado a un campo de concentración. Esa pequeña historia ha motivado a muchos a reflexionar y escribir sobre Benjamin, pero se debe a la gran estatura del personaje. Otros muertos en la frontera no tienen nombres a veces, ni siquiera una cruz. Gershom Scholem5 dice que vio en Port-Bou “una tumba de Benjamín rodeada de un cercado particular de madera y, en la madera, su nombre garrapateado...” Por cierto hoy debe ser un atractivo turístico. Como dijo Hannah Arendt, “el lugar es hermoso”; pero como dice Scholem, “la tumba es apócrifa”. Nadie tiene privilegios en la frontera. En su escrito Tesis sobre la filosofía de la Historia, Walter Benjamin6 describe el cuadro de Klee “Angelus Novus”, donde muestra a una figura que es el ángel de la Historia: “Parece como si estuviera a punto de alejarse de algo que está contemplando fijamente. Sus ojos están atentos, su boca está abierta, sus alas están extendidas. Su rostro está vuelto hacia el pasado (...) El ángel quisiera permanecer, despertar a los muertos y reconstruir lo que ha sido destrozado. Pero sopla una tormenta desde el paraíso; lo tiene cogido de las alas con tal violencia que el ángel ya no puede cerrarlas. Irresistiblemente, esta tormenta lo lleva hacia el futuro...” Benjamin llama a la tormenta, a ese viento irresistible, progreso. Las fronteras suelen construirse en el nombre del progreso. Chile durante los cuarenta y cinco años que transcurrieron entre el Tratado de Ancón (1883) y el de Lima (1929), construyó la frontera norte en un territorio en litigio, Tacna y Arica, chilenizando como sinónimo de civilizando. El chileno era el hombre sarmientino, especialmente los maestros de escuela. En la frontera norte, ellos construyeron un límite cultural que todavía persiste y pervive. Esa historia no está escrita en sus detalles. Jorge Basadre dice que, en su infancia, en la Tacna ocupada por Chile, iba a una escuela clandestina donde su maestra, doña Carlota Pinto de 5 Scholem, Gershom. Historia de una amistad. Debolsillo, Barcelona, 2007. 6 Benjamin, Walter. La dialéctica en suspenso. Fragmento sobre la Historia. ARCIS, LOM, Santiago, s.a., p. 54. 10

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