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La construcción de la arquitectura románica PDF

318 Pages·2016·10.92 MB·Spanish
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA ARQUITECTURA ROMÁNICA Roberto Benedicto Salas Roberto Salas Benedicto Es arquitecto. En los años 80 del pasado siglo co- menzó su actividad en el campo de la restaura- ción monumental, continuando hasta hoy con un importante número de intervenciones sobre el patrimonio arquitectónico aragonés. De la mis- ma forma y en aquellos años inició sus estudios sobre las arquitecturas antiguas, sus sistemas estructurales, sus procesos de construcción, su expresión arquitectónica y sus disciplinas ane- xas, que continúa con especial intensidad, dedi- cación e interés. Además de su normal ejercicio profesional y de esta continuada actividad sobre el patrimonio y el estudio de las arquitecturas antiguas, ha publi- cado —relacionados con estas materias— once libros, numerosos trabajos y artículos, ha parti- cipado y organizado cursos, conferencias, mesas redondas y exposiciones sobre estos asuntos. Es académico correspondiente por la Real Acade- mia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. Y fue profesor titular de Historia de la Construc- ción (2000-2013) y de Restauración Monumental (2008-2013). IMAGEN DE CUBIERTA: Bóvedas de medio ca- ñón de eje transversal sobre la nave central de Saint Philibert de Tournus (Fot.: R. Benedicto). La versión original y completa de esta obra debe consultarse en: https://ifc.dpz.es/publicaciones/ebooks/id/3535 Esta obra está sujeta a la licencia CC BY-NC-ND 4.0 Internacional de Creative Commons que determina lo siguiente: • BY (Reconocimiento): Debe reconocer adecuadamente la autoría, proporcionar un enlace a la licencia e indicar si se han realizado cambios. Puede hacerlo de cualquier manera razonable, pero no de una manera que sugiera que tiene el apoyo del licenciador o lo recibe por el uso que hace. • NC (No comercial): La explotación de la obra queda limitada a usos no comerciales. • ND (Sin obras derivadas): La autorización para explotar la obra no incluye la transformación para crear una obra derivada. Para ver una copia de esta licencia, visite https://creativecommons.org/licenses/by- nc-nd/4.0/deed.es. Roberto Benedicto Salas LA CONSTRUCCIÓN DE LA ARQUITECTURA ROMÁNICA COLECCIÓN ESTUDIOS ARTE LA CONSTRUCCIÓN DE LA ARQUITECTURA ROMÁNICA Roberto Benedicto Salas INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» Excma. Diputación de Zaragoza ZARAGOZA, 2015 Publicación número 3442 de la Institución «Fernando el Católico» Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza) (cid:49)(cid:77)(cid:66)(cid:91)(cid:66)(cid:1)(cid:69)(cid:70)(cid:1)(cid:38)(cid:84)(cid:81)(cid:66)(cid:193)(cid:66)(cid:13)(cid:1)(cid:19)(cid:1)(cid:116)(cid:1)(cid:22)(cid:17)(cid:17)(cid:24)(cid:18)(cid:1)(cid:59)(cid:34)(cid:51)(cid:34)(cid:40)(cid:48)(cid:59)(cid:34)(cid:1)(cid:9)(cid:38)(cid:84)(cid:81)(cid:66)(cid:193)(cid:66)(cid:10) (cid:53)(cid:71)(cid:71)(cid:15)(cid:27)(cid:1)(cid:60)(cid:20)(cid:21)(cid:62)(cid:1)(cid:26)(cid:24)(cid:23)(cid:1)(cid:19)(cid:25)(cid:1)(cid:25)(cid:25)(cid:1)(cid:24)(cid:25)(cid:16)(cid:24)(cid:26) [email protected] www.ifc.dpz.es (cid:207)(cid:1)(cid:51)(cid:80)(cid:67)(cid:70)(cid:83)(cid:85)(cid:80)(cid:1)(cid:35)(cid:70)(cid:79)(cid:70)(cid:69)(cid:74)(cid:68)(cid:85)(cid:80)(cid:1)(cid:52)(cid:66)(cid:77)(cid:66)(cid:84)(cid:15) © De la presente edición: Institución «Fernando el Católico». (cid:42)(cid:52)(cid:35)(cid:47)(cid:27)(cid:1)(cid:26)(cid:24)(cid:25)(cid:14)(cid:25)(cid:21)(cid:14)(cid:26)(cid:26)(cid:18)(cid:18)(cid:14)(cid:20)(cid:24)(cid:17)(cid:14)(cid:25) (cid:37)(cid:70)(cid:81)(cid:194)(cid:84)(cid:74)(cid:85)(cid:80)(cid:1)(cid:45)(cid:70)(cid:72)(cid:66)(cid:77)(cid:27)(cid:1)(cid:59)(cid:1)(cid:18)(cid:26)(cid:17)(cid:18)(cid:14)(cid:19)(cid:17)(cid:18)(cid:22) (cid:49)(cid:83)(cid:70)(cid:74)(cid:78)(cid:81)(cid:83)(cid:70)(cid:84)(cid:74)(cid:194)(cid:79)(cid:1)(cid:70)(cid:1)(cid:74)(cid:78)(cid:81)(cid:83)(cid:70)(cid:84)(cid:74)(cid:194)(cid:79)(cid:27)(cid:1)(cid:34)(cid:51)(cid:49)(cid:42)(cid:83)(cid:70)(cid:77)(cid:74)(cid:70)(cid:87)(cid:70)(cid:13)(cid:1)(cid:52)(cid:15)(cid:1)(cid:34)(cid:15) (cid:42)(cid:46)(cid:49)(cid:51)(cid:38)(cid:52)(cid:48)(cid:1)(cid:38)(cid:47)(cid:1)(cid:38)(cid:52)(cid:49)(cid:34)(cid:165)(cid:34)(cid:1)(cid:14)(cid:1)(cid:54)(cid:47)(cid:42)(cid:166)(cid:47)(cid:1)(cid:38)(cid:54)(cid:51)(cid:48)(cid:49)(cid:38)(cid:34) A Maite y Clara INTRODUCCIÓN Lo que hoy conocemos como arquitectura románica es el resultado de un enorme corpus de edificios, no pocos de ellos desaparecidos, que se construyeron en distintos lugares de Europa a partir de la segunda mitad del siglo X. Es esta la fecha en que se da por iniciado el periodo romá- nico. Un proceso gradual de experiencias que evolucionarán con artificios estructurales, tipologías de planta y composiciones formales distintas que conducirán a partir de mediados del siglo XI a una arquitectura reconocida como plenamente románica. La incesable progresión de estas expe- riencias confluirá en los años finales de este mismo siglo hacia la disposición estructural que per- mitirá, en unos años más, el paso a la construcción de la estructura gótica. No obstante, sus primeros antecedentes aparecen ya en pleno periodo carolingio con la construcción de grandes iglesias en las que los desarrollos de las criptas y cabeceras, la cons- trucción de importantes cuerpos occidentales o wetswerbs y la disposición de torres y cimbo- rrios configurarán un punto de partida inicial, que tendrá una gran influencia en los desarro- llos posteriores. En los primeros decenios del siglo IX y en Oviedo, bajo el patrocinio de la monarquía asturiana, se construyeron Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, clarivi- dentes anticipos de la estructura románica de los que trato en el lugar oportuno. Así, se cons- truyeron en Europa un casi inabarcable número de edificios con variadas tipologías y funcio- nes. Pequeñas iglesias rurales de una sola nave, grandes iglesias abaciales o catedralicias, monasterios, castillos y edificios de carácter militar y civil. Muchos de estos edificios han desaparecido total o parcialmente o han sido más o menos afectados por reformas y ampliaciones, de forma que nos llegan los que han superado tantas destrucciones o sus restos. Esta es la base fundamental de nuestros estudios, entendiendo que el mejor documento posible para ello son los propios edificios. Contamos con un extensísimo corpus de textos y estudios publicados de diverso carácter y valor, que son el amplísimo e inabarcable campo de estudio que se ofrece al investigador. Bien que, es casi nulo o prácticamente inexistente el acervo documental que trata sobre las cuestiones objeto de este trabajo; pero poco a poco se suman a él lo que nos aportan las todavía escasas publicaciones sobre las pocas excavaciones arqueológicas realizadas, y un número ciertamente mínimo de estudios relacionados. Es importante considerar que este ingente número de edificios, compone una inabarcable sinfonía conformada por muchos registros diferentes, entrecruzamientos y una importante 7 ROBERTO BENEDICTO SALAS complejidad. Un precioso contrapunto de variaciones estructurales, tipológicas y formales que son la expresión construida de la cultura románica. Pero ante esta importante variedad, es cierto que tanto los elementos estructurales como los sistemas constructivos utilizados a lo largo de todo el periodo, que son de general utilización, son relativamente reducidos. Bien que su organización en la estructura general, su articulación y disposición espacial es la razón de esa notable variedad. Hecho que da sentido al trabajo que expongo en el presente texto. Como cualquier otro objeto de investigación, cabe mirar y estudiar estas cuestiones desde distintos puntos de vista. En el trabajo que presento, lo hago atendiendo al estudio de los elementos estructurales y sistemas constructivos que conformarán la estructura románica, su disposición, tipologías, y su evolución en el relativamente largo camino recorrido por el cons- tructor medieval que haciendo progresar todo ello avanza de forma inexorable hacia su sim- plificación y hacia la estructura gótica. Y lo hago desde la mirada propia del arquitecto. Lamentablemente, y tras los gloriosos ejemplos de arquitectos que dedicaron su vida en los pasados años al estudio y difusión de las arquitecturas del pasado, hoy desde esta mi profesión se ha abandonado su estudio, salvo en muy pocos casos emergentes. No sólo esto, el desinterés hacia ellas es creciente, no sólo entre los arquitectos, sino que también y lamentablemente, desde la docencia de la arquitec- tura que se imparte en las escuelas, lo que es bien grave. De forma que: «(...) En cierta medi- da, la historia de la arquitectura ya no nos pertenece, historiadores del arte, de las formas del arte, han sintetizado el conocimiento de lo construido, su génesis, sus vínculos y aún diremos de sus tipos (...)»1. Lo que supone, afortunadamente y en los últimos años, la única vía de investigación de estas materias. Pero el estudio de la arquitectura antigua no es completo sin atender a la resolución de los principales problemas que plantea para su construcción. Su estructura, sus procesos cons- tructivos, sus desarrollos y las razones de los mismos; los procesos por medio de los cuales el arquitecto concibe una obra y logra ponerla en pie, buscando de forma primordial la cons- trucción de un espacio y unas formas que caracterizarán a cada cultura. Todo ello debería estar en la base de los estudios sobre lo que hoy conocemos como arquitectura antigua, ya que es su primera razón de ser, y en casi todos los casos su clara explicación. Es reciente el interés, aún aleatorio y disperso, pero progresivo, por el estudio de las tipologías estructura- les, geometrías, sistemas constructivos y circunstancias técnicas que posibilitaron la construc- ción de estos edificios. Pero parece configurarse un buen comienzo para esta fundamental disciplina. Centraré aquí mi discurso en la arquitectura de carácter religioso, que es la que se ha conservado mejor y con mayor o menor integridad, precisamente por su monumentalidad y alta significación. Y en la que se producen los progresos estructurales, constructivos, y tipoló- gicos, que influirán en las construcciones de carácter no religioso. 1 AGUERRI MARTÍNEZ, Fernando, «La arquitectura de la historia», en Manifiesto de la Alhambra, p. VII, Colegio Ofi- cial de Arquitectos de Aragón, 2004, Zaragoza. 8 LA CONSTRUCCIÓN DE LA ARQUITECTURA ROMÁNICA Los importantes logros que en el campo de la construcción había desarrollado Roma y Bizancio se perdieron en su mayor parte con las convulsiones y con el aislamiento de los siglos anteriores al periodo románico. El muro de tres hojas2 permaneció en uso. Los sistemas de construcción de los potentes muros, bóvedas y cúpulas de argamasa romanas se perdieron; como la organización de sus plantas, que buscaba en los tramos finales del periodo que las partes trabajaran estructuralmente con el todo, prolongándose con la arquitectura bizantina. Porque sobre todo, las técnicas constructivas que hicieron posible aquellos gloriosos edificios, no eran posibles ya.3 Los que desarrolló Bizancio para la construcción de sus bóvedas y cúpu- las con hojas de ladrillo sin cimbras no se utilizaron apenas.4 En muchos conceptos la cons- trucción románica supone un renacer del largo periodo de soledades y destrucciones transcu- rridos desde la caída del Imperio Romano de Occidente. La estructura románica reanuda el viejo camino de la construcción antigua. Cómo cons- truir un espacio de la mayor luz y altura posibles con un razonable despliegue de medios auxiliares, y con la tecnología de que se dispone en cada momento. En un largo proceso que se depura y avanza, con secciones de sus elementos estructurales progresivamente menores y con la siempre perseguida reducción de la utilización de medios auxiliares. Cuestión funda- mental es la búsqueda de artificios para elaborar la articulación de los muros y pilares, bus- cando el enriquecimiento del espacio y por tanto la mayor «calidad» arquitectónica posible con los elementos estrictamente necesarios para la construcción de la estructura. Teniendo siempre presente la fundamental utilización de la luz y dando solución y cobijo a las necesi- dades funcionales y de prestigio que el destino del edificio plantea. Cuestiones todas ellas, que buscan la construcción de un espacio y de unas formas —ahora específicamente romá- nicas— que se verán potenciadas por gloriosas pinturas murales, calvarios, imágenes, fronta- les, tapices, pavimentos taraceados, tenues iluminaciones con lámparas de aceite o cirios, los ritos y el canto de los monjes y canónigos y la piedad temerosa del pueblo fiel. Este proceso lo podemos centrar, con los riesgos naturales a toda esquematización, en el camino recorrido por el constructor medieval para adelgazar la potencia de las bóvedas y de sus elementos estructurales de estribado, fundamentalmente del muro. Mediante el estableci- 2 El muro de tres hojas, cuyo uso se generaliza en la construcción romana sobre todo, es el formado por dos paramentos de fábrica de ladrillo, mampuestos, sillarejos o sillares y un núcleo interior de anchura variable de argamasa ciclópea. Su correcto funcionamiento estructural se basa en que las tres «hojas» sean solidarias entre sí y el conjunto responda unitariamente ante las acciones que recibe. Cuestión esta última que la arquitectura romana y sobre todo la bizantina desarrollan. 3 CHOISY, August, El arte de construir en Roma, Edt. Cehopu, Cedex, Instituto Juan de Herrera, 1999, Madrid, Cap. 7, pp. 155-163. Edición y traducción íntegra en castellano a cargo de HUERTA FERNÁNDEZ, Santiago y GIRÓN SIERRA, Francisco Javier, de la edición original Lárt de bâtir chez les romains. 1873. Las posibles causas de la decaden- cia y pérdida de los sistemas constructivos, que se desarrollaron por Roma y que llevaron a su arquitectura a las más altas cotas (El Panteón, llamado de Agripa, como máximo exponente). Son tratadas y expuestas con claridad en este texto. 4 Correspondientes al periodo románico, citaré las bóvedas por hojas, magníficas por otra parte, que se conser- van en las puertas del recinto amurallado de Faro (Algarve, Portugal). La utilización de este tipo de bóvedas se prolongará en el tiempo. Cito entre otros ejemplos: la ermita de la Piedad y algunos palacios del XVI en Cáceres, o el vestíbulo del palacio ducal de Parma. 9

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Lo que hoy conocemos como arquitectura románica es el resultado de un . 4 Correspondientes al periodo románico, citaré las bóvedas por hojas,
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