AUTORES, TEXTOS Y TEMAS F I L O S O F ÍA EL NEOPLATONISMO SÍNTESIS DEL ESPIRITUALISMO ANTIGUO José Alsina Clota 5VB|**H(.5 ARTÜM EDITORIAL DEL HOMBRE EL NEOPLATONISMO AUTORES, TEXTOS Y TEMAS F I L O S O F ÍA Colección dirigida por Jaume Mascaró 27 José Alsina Clota EL NEOPLATONISMO Síntesis del espiritualismo antiguo EDITORIAL DEL HOMBRE El Neoplatonismo: síntesis del espiritualismo antiguo / José Alsina Clota. — Barcelona: Anthropos, 1989. — 160 p.; 20 cm. — (Autores, Textos y Temas. Filosofía; 27) Bibliografía p. 125-127 ISBN: 84-7658-178-5 I. Título II. Colección 1. Neoplatonismo 141.131 Primera edición: noviembre 1989 ® José Alsina Clota, 1989 © Editorial Anthropos, 1989 Edita: Editorial Anthropos. Promat, S. Coop. Ltda. Vía Augusta, 64, 08006 Barcelona ISBN: 84-7658-178-5 Depósito legal: B. 39.616-1989 Fotocomposición: Master-Graf, S.A., Barcelona Impresión: Policrom. Tánger, 27. Barcelona Impreso en España - Printed in Spain Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquí- mico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. AH'hé spoudé ouk éxó hamartías etnai, allá theón etnai. «Nuestro afán no consiste en estar libre del pecado, sino en ser Dios.» PLOTINO, Enéadas, I, 2, 6 A M. del Carmen Fernández Llorens, que ha dedicado su vida a Plotino. éskhe dé kai gynatkas sphódra proskeiménas. PORFIRIO, Vida de Plotino UNAS PALABRAS PREVIAS En los tratados corrientes de historia de la filo sofía griega es habitual establecer una división, clá sica ya, en tres grandes momentos: el llamado pre- socrático, que suele calificarse de cosmológico por el hecho cierto de que la especulación sobre los orígenes del cosmos es el centro de interés de los hombres que representan esta primera etapa del pensamiento helénico; un segundo período se inau gura con Sócrates y, puesto que su tema central es el hombre, ha recibido el apelativo de antropológi co; finalmente, un tercer momento se inaugura en la época helenística y se conoce como ético porque su preocupación básica se centra en la conducta humana. Nada hay que objetar, en principio, a esa triple división. Pero creo que merece ciertas consideracio nes. Dejando de lado el posible origen hegeliano de esa división —que, aunque no suele decirse, me pa rece evidente— hay que tener en cuenta que, en determinados aspectos, peca de no poca rigidez. Es 11 verdad que los llamados presocráticos se ocupan, esencialmente, de especulaciones cosmológicas; pero no lo es menos que algunos de ellos apuntan hacia otros intereses teóricos, y ahí están, entre otros, un Heráclito y un Demócrito para dar fe de ello. Pero es que la citada tripartición olvida la es peculación teológica y las hondas preocupaciones religiosas del período que va desde el siglo i a. de C. hasta los momentos finales de la Antigüedad. Hay que defender, pues, la existencia de un cuarto perío do en la historia del pensamiento griego, al que, con toda razón, cabe llamar teológico o incluso mís tico. Se trata de un período muy dilatado —más de quinientos años— que engloba tanto las corrientes paganas como las cristianas, y que Dodds ha bauti zado, felizmente, con el nombre de época de ansie dad. Ya en Platón, que convierte a Dios en el centro, apuntan aspectos de esa orientación que se hará obsesiva en los primeros siglos de nuestra era y que llegará a su momento culminante con Plotino y sus continuadores. De aquí arrancará toda una corrien te espiritual que, a través del Pseudo-Dionisio el Areopagita, impregnará buena parte de la Edad Me dia. Plotino representa, pues, un nuevo hito en la historia del espíritu humano. En él irán a confluir, como en un ancho mar, los caudalosos ríos del Pla tonismo, el Aristotelismo, el Estoicismo, la corrien te Neopitagórica y la del Platonismo medio, sin con tar con una serie de movimientos religiosos como la Gnosis y el Hermetismo, y algunas formas de la re ligiosidad de finales del mundo antiguo, como los misterios y las doctrinas soteriológicas venidas de Oriente. Tiene, pues, un cierto sentido dedicar un libro a esta importante corriente espiritual, fruto, en parte, de las tendencias sincréticas de la época. El nombre 12 con que conocemos esa larga tradición espiritualis ta, el de Neoplatonismo es, evidentemente, discuti ble, puesto que Plotino nunca se calificó a sí mismo de neoplatónico, ni pretendió jamás ser original en sus especulaciones, aunque lo fue, y no poco. Pero el término ha conocido amplia fortuna y merece conservarse. Con Plotino y el neoplatonismo la filosofía devie ne religión, misticismo. Su sistema culmina en la unión extática con Dios, con el Uno inefable. Y si el proceso que da origen al pensamiento helénico pue de definirse como el paso de la religión a la filoso fía, en Plotino asistimos al proceso inverso que nos conducirá de la filosofía a la religión. Cierto que con matices importantes y diferenciales que dan al pensamiento neoplatónico un fuerte sesgo filosófico e incluso metafísico. Alguien se ha preguntado algu na vez si Plotino es el metafísico más completo que ha existido, y, en ciertos aspectos, la pregunta debe responderse afirmativamente. Lo que ocurre es que la metafísica plotiniana surge como resultado de hondas experiencias psicológicas a las que su autor ha dado un fundamento metafísico a través de las categorías tradicionales en el espiritualismo heléni co. Y el sesgo religioso del neoplatonismo plotinia- no se evidencia más aún cuando pasamos del maes tro a los continuadores. Si en Porfirio aletea toda vía, mal contenido, el racionalismo helénico de su maestro, en Jámblico y en Proclo la teúrgia preten derá sustituir enteramente el impulso racional para convertirse en la clave de la elevación al Uno. Es una de las muchas consecuencias de la orientaliza- ción de la corriente neoplatónica. Desde hace un medio siglo escaso asistimos a un innegable renacimiento de los estudios, no ya sobre el Neoplatonismo en concreto, sino también so- 13