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El lado oscuro de Dios PDF

103 Pages·1998·20.17 MB·Spanish
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ISABEL CABRERA EL LADO OSCURO DE DIOS RIRUIOTECA TICANA NSAYO PAIDOS BIBLIOTECA IBEROAMERICANA DEE STO Isabel Cabrera BIBLIOTECA IBEROAMERICANA DE EN: El lado oscuro de Dios SUMARIO Prólogo. Introducción. Pecado original y conocimiento moral. Cubierta de Mario Eskenazi El Dios de Abraham. ¿Puede un Dios exigir la injusucia? ¿Debe un hombre come- terla en nombre de Dios! Fedición, 1998 Isaac como germen del redentor, ndo rigurcxamenteprelitdas. uo la autorización escrita elos ttulaesde cope Matar como acto sagrado, Bayo ls xanciomeseuablcids en las leyes La reproducción ot) o partial de esa otr Abraham: entre la santidad y la locura uz cualquier mac o procediento, comprendido la repeograa y el tamiento rntrmáto, yla dsrtción de ejemplares de lla mediano alquiler o prstamo público: El Dios de ob. El Job paciente, el Job impaciente. DR. € 1998 de todas Las ediciones en castellano, El Dios racional, el Dios irracional. Ediomal Pasdos Mexscana. S.A Un grito sin respuesta Ruben Dano 118, col Moderna. 03510, México. DF La esperanza, la redención y la promesa de otra vida, Th. 576.5922.579.5113. Fax 590-4361 DR € Ednorial Pasdós SAICF. La voz de la tormenta. Defema 599, Buenos Alres DR EtParcdos T benca SA Satán: el lado oscuro de Yahveh. Marino Cub 92, 0902). Barcelona Comdnan Ednoria Pus Mexicana. SA. y El temor a Dios y la prueba. Facultad de Fikgcty Lorena Vamenscnd Naciona! Austen de Méxco. Dios y lo sagrado. 193 Bibliografía 203 Indice analítico y de nombres. Pre mo Mexsco a i c PRÓLOGO VICES, ESCRINIR UN LIBRO DE FILOSOFÍA €s COMO armar un rompe- A cabezas o tra tar de salir de un laberinto. Uno intenta armar una parte o recorrer un trecho del camino, pero siempre quedan atajos que uno no vio, callejones sin salida o piezas que no encajan o que faltan. Estoy lejos de haber armado todo el rompe- cabezas o haber salido del laberinto; subsisten muchas lagunas, problemas sin resolver, y otros cuya solución no es clara. No obs- tante, quise armar un texto que pudiera ser leído también por partes. Cada capítulo puede ser independiente de los otros o com- plementario, según el interés de quien lo lea. Esto me obligó, en ocasiones, a insistir en ciertas ideas o referenciaquse , de otra ma- nera, hubieran resultado innecesarias. Confío en la benevolencia del lector. El lado oscuro de Dios ha sido trabajado por largo tiempo y tie "ne muchas versiones anteriores que fueron leídas por varios cole- gas y amigos. Entre ellos están los responsables de algunos de los aciertos que el libro pudiera contener. Mi agradecimiento para Vic. toria Camps, Elia Nathan, León Olivé, Carlos Pereda, Ana Rosa Pérez Ransanz y Carlos Thiebault. Mi agradecimiento también a Luis Villoy rJoos é Gómez Cafíarena, mis maestros en estos temas, y a quienes quisiera de dicar este libro, INTRODUCCIÓN . vésewnoo ropría tener el análisis de textos arcaicos a la luz de preocupaciones contemporáneas? Este libro e surge de la fascinación frente a tres textos del Antiguo estamento, dos pasajes del Génesis: el del pecado original y el del sa- crificio de Abraham, y un poema más largo y profundo, El libro de Job. Dichos textos, escritos en diferentes épocas y por distintos au- tores, han sido abundantemente leídos y comentados en diversos tiempos y tradiciones. El propósito de este libro es unir algunasd e esas voces, dejando otras a un lado, para contar una vez más, aun- ¿que de otra manera, las mismas viejas historias. La lectura aquí pro- puesta pretende socavar la concepción dominante, que muchas ve- ces se presenta como monolítica, acerca del dios de la tradición judeocristiana como un dios legalista que paulatinamente tiende a convertirse en un legislador moral. A lo largo de estas páginas se in- tenta entrelazar los pasajes bíblicos mencionados, trazar entre ellos. una ruta subterránea que conduzca a otra concepción de Yahveh y a una vivencia religiosa específica, que no está enmarcada en lega- lidad alguna. La concepción que combatimos, y que llamamos «dominante» porser común en Occidente, es la de un dios trascendente, revestido deatributos jurídicos y morales, que por largo tiempo fue sostén su- pramundano de muy diversas normas de conducta. La autoridad de las reglas que rigen en parte la conducta social e individual descan- só oficialmente, por siglos, en una autoridad que se suponía indis- cutible: la del supremo legislador, una deidad que crea el mundo y luego decreta leyes y preceptos a su creación. Este planteamiento de un dios legislador lleva además consigo una lógica peculiar que tam- bién se ha extendido en la religiosidad occidental. Si la relación en- tre Yahveh y los seres humanos es similar a la de un convenio, y to- ” 12 EL LADO OSCURO DE DIOS INTRODUCCIÓN 13 do convenio establece, por definición, derechos y obligaciones my. tuas como señala Fingarette respecto de la situaciónde Job—, en. queda obligado a reaccionar de diferente manera cuando se le obe- tonces Yahveh dicta preceptos, las criaturas obedecen o no, y Yahvej dece que cuando se le desobedece. El que Yahveh castigue y re- retribo ucaystiega . Ésta parece sera estructura básica de las alianzas tribuya es algo que se desprende naturalmente de la concepción que ofrece el didoe dsich a tradición. Ahora bien, esta imagen de las de dios como un legislador o un juez. Ahora bien, para el judafs- relaciones con Dios cambia en dos sentidos paralelos a lo largo de mo de la Torah no hay más vida que ésta y, por consiguiente, las la Biblia, Dicho bruscamente: por un lado el legisladors e moraliza bendiciones divinas se traducen en bienes terrenales como paz, y porotro, la lógica de la retribución quel o acompaña se refina me. prosperidad, fertilidad, la victoria de una guerra, años de vida, diante una escatología. Pero veamos estos aspectos por separado, etcétera; mientras que las maldiciones se traducen en desgracias, pocoP orp reutnea ndpiaernted,o lgose neprraelciedpatdo. s Pqauuel aYtaihnavmeehn tei,m posnureg e vaenn epl ocAom r. a djeurdraoítsams o béplriicmaist,i vod,o loerl , juedsatíersimloi dapdo, steertciéotre rah.a blAa rád,i feproer ncbioac a ded e essutse ¡uo testamento la idea de que lo que Yahveh manda es valioso y bue. profetas, del juicio final y la resurrección de la carne; mientras que ho por sí mismo y no sólo bueno para algunos (la expresión de la el cristianismo alude ya claramente a la existencia de otra vida donde por fin se arreglan las cuentas entre Dios y sus criaturas. De voluntad divina no. constituye sólo una legalidad, sino asimismo cualquier manera, lo importante es que persiste la concepción de una legalidad moral). Decimos «paulatinamente» porque en un un dios legislador, acompañada de una «lógica de la retribución» «pcpreoinnn dcuipcprtieaost enYsraiihtóvunae lhe sa loegrsudpneeanc aí,f diec aa sui nnqiduvieev,r isdeaunlo isdl aa dpm;ra iymoaelr ríoac,o ndtae r aprulioeosb ,l coassto ise,dn eesnnpo u éptsoi,er. que A preestñaa ilma arg eelni gidoes idDaido s dese ucno nctarraápcotenre laegqaulei lslt aa. que estas páginas om alsca icómácnal l uosiigdóone ndter eivceifleuraintd ocosg araua rploM i omeihnsutéom sa,nd oonp odrfe er ejneltame pmlaa oyo)ot.rr o s Mpáa(lsra t ctiadrrecd eu lnacsai psaniroóern-. citernratscelnautncaoen n a rlueasn u ccioptnoacdr.ee rp cHicaóryne amdúdoelr t iuapnr lbeidsti roaspr aismoa ijseqtsue er dieaol s uoAn n te liegigumiops rletadedesocrt iambjelunestt,oo . mqUáunse Fetal mon Dreceptos rituales sino preceptos morales, es decir, dy iodesl qmuael , seq uoep oenxei gea eql uesa csruisf icciroi atdue rausn aidnqoucieenrtaen y lqa ucei esnec idae jade l tebniteanr Eassnen de aUY judaicua nivfaecrislaitlai da—dc oem oi ncosne dihcai onsaelñiadlaad.d o— Estlea por sel espíritu de la duda» para atormentar a un justo, es una divi- caa sm ediddae ane¿ c itión hedbe rseea y iccoon eyl lae l smu ocnoontceefpscmióon sed e euxnp adnidoes mniidsamdo , quesu scniot a se unc iñet ema orlo s estpéercmíifniocso yd e unpaa ctpoe cualligaurn od evy oqcuieó,n . porE stlao otra imagen del dios judeocristiano palpita —como se ha señala- do— en el Antiguo testamento y nuestra intención es recogerla para enel que cree Jesús os Otto entre otros autores, el dios contraponerla a la imagen del dios legalista. Hemos elegido aque- hecho, os completamente bueno y justo. De llos pasajes, familiares dentro de nuestra mitología colectiva, don- se ha extendido tanto en la cul- de el Yahveh legislador manifiesta «un lado oscuro» que parece ser- le por completo antagónico, y que nos obliga a abandonar la concepción de un dios capaz de describirse mediante predicados morales o legales. Como veremos, a veces el dios trascendente deja ige dar respuest. "tiva que acompaña a la idea de su lugar a un tácito dios inmanentqeue se confunde con el destino, lezco, Yahveh me ' a la expectativa básica del cre- el azar o la naturaleza, y al cual la atribución de propiedades morales bendecirá», El «dios de la alianza» parece serle completamente ajena. La 41 1400 OSCURO DE DIOS inraopucción 15 ¿Para qué revivir esta imagen arcaica de Yahveh si, como se af. generosos son cosas que nos importan por ellas mismas; conse- ma, tal imagen ya ha quedado «superada» por la propia tradición? guirlas es ya una recompensa, quizá incluso la única recompensa. Nosotros no pensamos que dicha imagen haya sido superada, más. Hoy día esta opinión es común entre filósofos, y desde hace siglos bien creemos que lamentablemente suele ser olvidada, Tenemos la muchos textos de ética argumentan sin apelar a ningún dios. La pretensión adicional de que la divinidad que desenterramoess, en moral importa a los hombres, pues son ellos quienes juzgan y va- vn sentido importante, un dios más moderno, más acorde a nues. loran. Finalmente, como bien señala el filósofo inglés Peter Geach, tras expectativas actuales sobre lo que Dios «podría ser». No se trata, la opinión de los dioses sale sobrando: es moralmente inútil si pues, de revivir la imagen de un dios inmoral, cruel, injusto, arbi. coincide con el deber humano y moralmente falsa sí se opone a él. trario y oponerla a la imagen de un legislador justo, para después La tradición filosófica occidental ha derramado ríos de tinta en elegir entre ellas. Se trata más bien de insistir en esta contraposi- independencia de nuestros juicios morales y no pre- ción para después eliminarla. Atribuir predicados moralmente tendemos insistir en ello; a lo largo de estas páginas damos por antagónicos a una misma deidad nos permite romper con la ima- supuesta su verdad, gen de un dios «juez moral» y situar la religiosidad en una esfera Apelando a la autonomía del juicio moral, podría concebirse del todo diferente. Este libro apoya, pues, la intuición de que los ¡o innecesario, como un conjunto de cre- predicados morales no convienen a Dios. encias y prácticas arbitrarias y dudosas. La ciencia ya no requiere Pero entonces ¿qué sentido podría tener esa abundancia de un dios, la moral tampoco. La fe queda suspendida por los aires y atribuciones morales y legales a Dios? A nosotros nos parece que los dioses amenazan con desaparecer; de hecho, para muchos han tales «descripciones» no son sino maneras de expresar las vivencias muerto, Vivimos «un eclipse de Dios», usando la expresión de y sentimientos específicos que suscita lo sagrado. Intentaremos Buber, Pero no ha sido fácil olvidarse de Dios. Muchos de quienes reforzar la idea de Rudolf Otto de que el lenguaje religioso es defienden la autonomía del juicio moral son incapaces —como lo muchas veces analógico y, por ello, decir de Yahveh que es cruel o. fue el propio Kam— de renunciar a la religión heredada, y prefie- ren redefinir su utilidad; la re l igión no es fundamento pero sí com- plemento de la moral. Es una manera de enca u z ar las esperanzas ¿ue la ética dejó sin cauce; si el comportamiento virtuoso dignifi a ala especie, entonces debe existirun dios que se enorgullezca de nuestro esfuerzo, que reaparezca para brindamos una esperanza de etemidad y oftecernos un último consuelo. Vista así la religión úfrece una esperanza que concentra más nuestros deseos que nues- tros argumentos, Resulta demasiado ambicioso postular un dios justo que se interesa por nuestra suerte, que existe para valorar uestros esfuerzos y para dar sentido a nuestros anhelos morales. mía del juicio moral, que para ¿Por qué lo divino habría de existir en función de lo humano? divina alguna. Como herede- Ver en la f e una esperanza moral empobrece la religión, aun- necesita de ayuda divina para que parezca lo contrario. Considero que, más que coronar una exista; sin duda hace posible doctrina moral, la religión pretende señalar la presencia de lo sa- ejores personas, No hay nece- grado en el mundo y, en este sentido, está íntimamente asociada a er justos, honestos, veraces O un tipo particular de experiencias. De acuerdo con algunos testigos de dichas experiencias, la religiosidad se defiende por ella misma: ofrece una perspectiva enriquecedora de ver el mundo y resalta | valores que quizá no podrían manifestarse por otros medios, E] | PECADO ORIGINAL religioso aceptasu propia fragilidad y, sin embargo, se siente pare | Y CONOCIMIENTO MORAL de un universo armónico y vive reconciliado con el curso de las | cosas, aun cuando éste vaya en contra de sus deseos más profun, | dos; bajo esta mirada, el mundo se convierte en un milagro que | no agota el asombro, Creo que para defender la legitimidad yla | importancia de la religión, más que preguntar por las expectativas | una mantra DE irropucir los textos bíblicos del sacrificio de morales que debe cumplir, hay que indagar en los valores que Isaac y las penalidades de Job, a la luz de las relaciones en- parecen manifestarse en la experiencia religiosa. La religiosidad se | tre moral y religión, es recurrir a un mito primitivo que los nutre de ciertas experiencias, mientras que la moralidad tiende a | antecede: el del pecado (o desobediencia) original: Adán, Eva, la ser- desplegarse en juicios y reglas. La fe no puede reducirse a la con | piente y la pérdida del paraíso. El capítulo 3 del Génesis ha sido in- fanza o la esperanza de que exista un legislador que recompense | mensamente analizado y yo no quiero aquí (como sf lo haré en los y castigue la conducta moral de sus criaturas. capítulos siguientes) detallar diversas interpretaciones; sólo aludo En estos párrafos, hemos usado el término «moral» de un mo- parcialmente a aquellas lecturas que, de una u otra manera, me ayu- do al que seremos fielesa lo largo de este libro: por «moral» nosre- den a desarrollaunra interpretación que convenga a mis propósitos y plantee, por primevezr ay d e manera radical, el conflicto entre mo- feriremos siempre a un conjunto de normas o preceptos de carácter raciy auotónnomao ly q ue pretenden universalidad. Es decir, acep- ral y religión que sirve de hilo conductor a este libro. tamos la concepción moral heredada de Kant, según la cual el pivote El mito al que estamos haciendo alusión no es, sin embargo, el dela moralidaesd e l concepto de deber, ley o imperativo categórico. único mito judeocristiano acerca del origen del género humano. En este sentido, las reglas morales pretenden siempre valer parato- Antes en el Génesis —aunque no antes en el tiempo— se dice que en el quinto día, los dioses decidieron crear al ser humano, «ma- noloss ye l tde éfromrmian oein ncuonn dsiecnitoindaol . disStoinmtoo,s lac ocnosnctireanptoessi cdieó n quqeu e si enu sáorcaa-- cho y hembra» a «imagen suya». Tras la creación se les bendijo y se les pidió que se reprodujeran, y poblaran y dominaran la tierra tunda (mabio,m eontsen deenrtreem omso ra—lc yo rmeloisg ei ónm osntor asre á dara ítar.a véPso r de«lr elaingáilóins»i,s [Génesis, 1, pp. 24-30]. Este primer relato procede —de acuerdo e pg bmesto una esfera de experiencia mucho más personal con la Biblia de Jerusalén [véanse introducción y comentarios a Gen. 1:1 y 2:4]— del documento sacerdotal, responsable de la actual uni- cOSo,n sivid ois nqued y eaxapctrisetsuadr esse eesnp ecríefgliacsa,s slea s excpuarleessa a mveedciesa nttera ssceienntdiemni enl-as dgaudi entdeel rGeélnaetsoi,s qyu e priorbraubmlpeem enent e 2:4e scry itlol egean heal stsai glo3 :24v, a.yC . quEel seis- ealtesrnativ o de vy aelxopreecst aty iáv as smigonirfaicladeoss,, con lo que abren un ámbi- etli gquuo,e lnlosa maindtoe reysaah,v isptrao,c eqduee esne ccaalmcbuilao qduee unf ued orceudmacetnatdoo emná se l ansi-- glo 1xa.C. en Judá. No obstante la introducción posterior del otro relato, la historia de Eva y la serpiente es la que más presencia ha conseguido en nuestra mitología colectiva ” INAL Y CONOCIMIENTO MORAL 19 De acuerdo con el mito, Yahve: h asigna a su criatu, 'a hum, un lugar privilegiado en su creación. Dice el Génesis; ds cer y el temor; es decir, se guían —volviendo a la terminología kan- Luego plantó Yahweh Dios un jardín en Edén, al orient, donde tíana— por meros imperativos hipotéticos, es decir, reglas de la forma: «debo hacer x porque su consecuencia es placentera», o «no toda case deáiboles delitos a vita y buenos paa com va debo hacer y porque su consecuencia es dolorosa», En este sentido, medio del jardín, el árbol dela vida y el árbol de la ciencia del jus Yahveh da un imperativo hipotético: «no deben comer porque y del mal [.. Tomó, pues Yahveh Dios al hombrey le dejó en ela morirán» y la serpiente le opone otro; «deben comer si quieren ser din del Edén, para quel lbras y cuidase. Y Dios impuso al pos como los dioses» y debilita la amenaza del primero. La serpiente bre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes con — identificada con Satanás por el posterior cristianismo— se pare- mas del árbol de lacienia del bien y del mal no comerás, porque «ce mucho, como dice Bloch, a la oruga de la posterior diosa razón día que de él comiera, morirás sin remedio,» [25-17 BJ [véase Bloch, pp. 80-83) En este sentido, la alternativa entre comer o no podría tradu- La prohibición emitida por Yahveh es muy sugerente al prohi. cirse en la siguiente: continuar en un estado de bienestar pero bir comer de este árbol, Yahveh pretende evitar que el ser human: también de completa dependencia, orientados por los mandatos adquiera el conocimiento moral y con él, la capacidad de autole del Todopoderoso, o adquirir un conocimiento propio de los di gislarse, En términos kantianos, diríamos que Adán y Eva —quie ses, y con él la capacidad de dar y cuestionar órdenes. El pecado Yempaaxrapthilaevevrriseenl)chae,e g ieyo eas s nn vqoi eudvsieiprlceo enrn dpaer s suiesmmñm aáaelnsprar eo or apaldia ( aedslfeh raeonrpnttetoefeedrl—reóea rxn ioeeomsnnntateoár,snme bycrg looauc niroadp ndeesorniy smda ieddtroopiasmodc,rioi n oauna yrne a psl o e a vmspoorllarouosanhdr ltei e: bas lnii . qcciroruenornitein aeg striciéunlodsreans ael s ry ba lreacns ti,ioen t omdrnoapmaer náos,sss gl ear eeEmcbnssoio irenónallcnaa,l .i e ecdsniue ecAnsntneias o ca bi saeiddn dode eeidc epiel osns ruic óbciinapalee ar r no obpar laiyai lsagl cea ali r nnilzaamialaaub:tl te ,uor retranaaisntdsidtr,n aee od s n dopeq ldduaeesep c e oe rcdYlg aoeau mrhíyae vadrneddq, oheu lt iope rloral,r-so do, su autoridad es parámetro de conducta. Lo bueno es lo qu minar su voluntad con base en consideraciones de otra índole. La Yahveh permite; lo malo, lo que Yahveh prohíbe. desobediencia original es más que la primera falta moral, la con- Más tarde aparece en la escena una serpiente que tienta a Eva dición de posibilidad de cualquier falta. La caída significa —dice y lo hace argumentando: no es seguro que morirán y, en cambiof von Rad— el paso de un estado de absoluta dependencia a la Sí es seguro que «se harán como dioses», conocedores del bien y] adquisición de la autonomía [von Rad 1, p. 117] del mal. La serpiente sugiereq ue Yahveh prohibió lo que prohibió, Pero volvamos al texto bíblico, Eva cae, Adán cae y, cuando son o porque el árbol fuera nocivo, sino porque el Todopoderoso no] descubiertos, el castigo por la transgresión ratifica los vaticinios: Quiere más rivales: ahora que se han hecho como dioses, conocedores del bien y del mal, habrán de ser desterrados del paraíso y enfrentados al sufri- Replila csóer pieenntte e aa la la m mujer: «De ninguna manere a is. moriré. EEssqqlu e] miento y la muerte. ¿Pero cuál es la necesidad de la condena? De Dliooss sy asbereé ism uyc omboi end ioqsuees , el codína ocene doquree s del biecno miedy re adiesél l , msaelo»s. abr[3i:r4á-n5 8Il1os caocmueirddoo ecl onf runtuoe stprrao hiibnitdeor,p retAadcáinó n,y Elav a raszoónn ceas pacclaersa: not rass ólhoa bedre desobedecer, sino también y sobre todo, de poner en duda las ór- La csiecuaen cia ee s coherente con la lectura que iniciamos atrás al denes de Yahveh conforme a su recién adquirido conocimiento del nO Poseer poseer eell conocimiento moral, las criatuser gauísan porel ple E bien yd el mal. El hombree s ahora capaz de legislar su destiny oe n 20 LADO OSCURO DE DIOS PECADO ORIGINAL Y CONOCIMIENTO MORAL 21 él jardín del Edén no hay espacio para dos legisladores. La conci cia adquirida hace a la criatura —que no es sino barro con alie ¡No puedo ver en la caída sino un beneficio para la humanidad ¿divino— rival de su creador y creo que Eveas un personaje prometeico. Si comere l fruest soím - Pero al adquirir la conciencia moral se adquiere la responsa bolo de la adquisición del conocimiento moral, de la posibilidad de lidad y el suftimiento que ésta lleva consigo; de hecho, inmedia elegir por uno mismo (sin esperar la guía de Dios) qué hacer y por mente después del pasaje del paraíso perdido, cuando se narra qué hacerlo, entonces la criatura se vuelve, como su creador, capaz historia de Caín y Abel, el Génesis dice que Yahveh advierte a de dar órdenes y de exigir y cuestionar las órdenes que recibe. Ya una antigua tradición aramea de la Biblia comenta que «de Adán —y de- —antes del fraicidio— que él puede «hacerse señor del pecado bió haber dicho de Eva— surgirá un pueblo que sabrá distinguir en dominarlo»: tre el bien y el mal» [Targum Neofiti 1, Grelot, p. 13]. La criatura se hace capaz de dudar y cuestionar a su creador: recuérdese al Abra- Yahveh dija oCaí n: «¿Por qué andas irritado y por qué se ha abati tu rostro? ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si ham que disputará con Yahveh la j us ticia de destruir Sodoma, y al bras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que incansable Job que disputa con Dios la justicia de su propia suerte. codicia. y a quien tienes que dominar.» [4:6-7 BJ] No veo cómo esto no pueda ser una ganancia, Pero no vayamos tan aprisa, hay algunos autores que ven en la adquisición de este conocimiento una pérdida, Así, por ejemplo, Cain mata, sin embargo, a Abel, y Yahveh lo obliga a cargar con Maimónides [pp. 72-74] y más tarde Eckhart [1, pp. 511-517] consecuencias de su pecado (una marca en la frente). Tras hal piensan que antes de la transgresión las criaturas fueron creadas a <omido, ya no hay a quien echarle la culpa semejanza de los dioses, capaces de discernir lo verdadero de lo fal- Hay, sin embargo, otras posibilidades, y el propio texto bibI i so y de captar esencias (de ahí el poder de nombrar a los anima o sugiere explícitamente una de ellas: Adán y Eva son castigad. les); pero con la transgresión y la adquisición del conocimiento del porque los dioses del Edén —y hablo en plural sólo cuando bien y del mal, es decir (y nótese lo forzado de la interpretación), Génesis lo hace— temen que, a hora que Adán y Eva son poseed «del conocimiento sensible», su mirada puramente inteligible que- res del conocimientdoel biey nde l mal, coman del árbol de la vi dó enturbiada para siempre con los matices y las imprecisiones de que es, al parecer, el realmente importante. De acuerdo con est la sensibilidad. Al perder el paraíso, fuimos desterrados de la ver- Pasaje. al comer el fruto del conocimiento perdimos el acceso a dadera rea lidad y estamos condenados a añorarla. En la mis Enea, Machos tens deelgiones comparadas insisten e ma tradición neoplatónica, Eliade comenta que la caída produce hay pecado, lo que hay es un engaño, la serpiente miente m cambio ontológicoen la estructura del mundo: a raíz de ella, el Pala alar al hombre del fruto de la inmorilidad. Como en hombre está inmerso en una realidad dual y conserva la intuición fuese Erie una serpiente roba la inmortalidad al hombl de que tales opuestos son, en realidad, aspectos complementa ue ams PD. 262-263; y Frazer 2, pp. 27-32]. De cual rios de una realidad única. Para reencontrarse con Dios, la criatu- tae a ap. Sta interpreteas csiimiólanr, en un sentido impor? ra tendrá que trascender el conocimiento del bien y del mal, reco- amenazadosne userida. En lla ls dioses también se sien nocerlos como ilusorios, y buscar una realidad más allá de los Dope de SUS criaturas, que se han convertido en rivales opuestos [Eliade 4, pp. 440-443] cDespeués o de atmodao,n la UszeOrnp ienlta e itnemnoíar tarlaziódna: d cyo mearho ralo s «hmiozor irpáond eroS”í mentPeo r poortqrua e pa irdtee,n tihfaiyc aqnu i«ecnieesnc iap iednels anb iqueey ndee sl umanl» a cpoérnd ida«,t enbdáesnicciaa- on altura frente a Yahveh, al mal», y creen que, al desobedecer, sembramos el mal dentro de no-

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