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El estado actual de la investigación de la cultura ibérica PDF

106 Pages·2011·12.31 MB·Spanish
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INVESTIGACIÓN HISTÓRICA I El estado actual de la investigación de la cultura ibérica C OMO resultado de nuestros estudios acerca de los distintos aspectos de la cultura ibérica y espe cialmente de su cronología, subdivisión geográ fica, etnología y origen, publicamos en el Anuario del Instituí de Estudis catalans, VI, 1915-20, el trabajo titu lado "L'estat actual de la investigació de la cultura ibé rica", reproducido en lo esencial en el Archaologischer Anzeiger de Berlín (Die archaeologische Tátigkeit in Spanien), en 1925. Dicho trabajo tiene todavía actualidad en su mayor parte, y creemos útil publicar ahora lo que de él subsiste, después de nuevos estudios de otros y nuestros y de la continua aportación de nuevos hallazgos. En todo caso, en las páginas que siguen se han rehecho muchas de sus partes y aun se han modificado conclusiones importan tes, representando lo que ahora publicamos el estado ac tual de la cuestión. Un amplio desarrollo y la fundamentación de nues tros actuales puntos de vista aparecerán en breve en otra 28 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA obra nuestra, cuyo primer volumen contendrá los pro blemas etnológicos, dedicándose los siguientes a estudiar los distintos aspectos de la cultura ibérica. I. LOS GRUPOS REGIONALES DE LA CULTURA IBÉRICA Y LAS CULTURAS VECINAS INTRODUCCIÓN. Durante los últimos años el conocimiento de la cul tura ibérica ha hecho notables progresos. No solamente se han multiplicado los hallazgos, sino que éstos son de índole tal, que establecen sobre bases firmes los proble mas de la cronología y de la sistematización del estado actual de los conocimientos acerca de dicha cultura. Además se ha observado un hecho curioso, a sa ber: que de la investigación arqueológica, hecha inde pendientemente de los textos históricos, se han venido a sacar resultados que coinciden, en sus líneas generales, con los resultados obtenidos por e,l estudio de las fuen tes literarias, lo cual hace aún más seguros los pun tos de coincidencia de ambos métodos, puntos éstos que pueden considerarse como definitivamente establecidos, así como donde difieren los resultados históricos de los arqueológicos, estos últimos dan, a menudo, una explicación más satisfactoria. Ya en 1915 parecía cosa segura que era posible agru par los hallazgos ibéricos, especialmente desde un punto de vista geográfico (1), y descubrir de este modo (1) Bosch: El problema de la cerámica ibérica {Memorias de la Comisión de Investigaciones paleontológicas y prehistóricas. Ma drid, 1915). EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN DE LA CULTURA IBÉRICA 29 evoluciones locales del arte ibérico y posibles relaciones de unos grupos con otros. La pintura de la cerámica daba la base de esta agrupación. Hoy cabe incorporar decididamente también los otros materiales a cada uno de los distintos grupos obtenidos mediante la cerámica y reconocer la existencia de otros nuevos. Ya entonces se empezaban a precisar las fechas ex tremas de cada evolución local y a fijar la atención en la presencia de cerámica griega en relación con las es taciones ibéricas, y por otra parte, en la aparición de la cerámica ibérica en las diferentes capas de Ampurias. Este último hecho, sobre todo, nos dio un elemento se guro de comparación y un marco en donde colocar la evolución ibérica. Siendo acertado el método, ha sido fecundo en re sultados, permitiendo vislumbrar el camino que lleva a la solución de los diferentes problemas relacionados con la cultura ibérica. Los recientes hallazgos (i) han aumentado el mate rial, confirmando la existencia de las regiones ante riormente establecidas, a saber: a) Andalucía; b) el SE.; c) la costa de Valencia y Cataluña con la del Sur de Francia; d) el Ebro; e) el centro de España. Tam bién han precisado las relaciones de las unas con las otras e indicado la existencia de un nuevo grupo en Portugal. Respecto a la cronología con las investigacio nes del Santuario de Despeñaperros y de las necrópolis de Galera y Peal por los señores Cabré y Calvo, en lo (1) Véase la Bibliografía, hasta 1920, de Bosoh: La Arqueología Prerromana (Apéndice a la traducción de Híspanla, de Schulten, Barcelona, "La Académica", 1920, y Bosch: Prehistoria Catalana {Enciclopedia Catalana, Barcelona, 1919). 30 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA que se refiere a Andalucía, y con las del Servicio de I. A. de Barcelona en el Ebro y en Cataluña (Bosch, Co- lominas, Duran), la cronología establecida en 1915, que se basaba especialmente en los resultados de los seño res Puig y Cadafalch, Cazurro y Gandía, en las exca vaciones de Ampurias, y sobre todo en el estudio de su estratigrafía, que está de acuerdo con los datos cro nológicos obtenidos en las estaciones francesas (últi mamente por M. Mouret en Ensérune), ha sido del todo comprobada como cierta. Las investigaciones del autor en los poblados ibéricos del Bajo Aragón han dado a conocer de un modo muy particular que la cul tura ibérica evoluciona desde el siglo v hasta la roma nización, pudiéndose intentar una nueva subdivisión cro nológica en períodos, principalmente para el Ebro y Cataluña, y también, en parte, para las demás regio nes, así como la excavación de los poblados de Sena por el señor Gúdel y de Azaila y el Roquizal del Ru- 11o por los señores Cabré y Pérez plantea importantes problemas cronológicos. Por otra parte, la distinción esencial que ya empezaba a dibujarse en 1915 entre la cultura ibérica de la costa y la del interior, que cabe considerar como céltica, antes del desarrollo en Cas tilla de la cultura celtibérica de Numancia (1), es hoy algo definitivamente establecido (2), con lo que el pro blema cronológico del principio de la civilización numan- (1) Véase el trabajo citado sobre la cerámica ibérica y nues tras reseñas de los trabajos del Marqués de Cerralbo, Déchelette y Sandars, en el Anuari de FInstituí d'Estudis Catalans, V, 1913-15, págs. 940-942 y 1943, respectivamente. (2) Bosch: Los Celtas y la civilización céltica en la penín sula Ibérica (Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, nú mero del IV trimestre de 1921). ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN DE LA CULTURA IBÉRICA 31 tina se aclara en el sentido de no poder pasar del si glo ni, resultando, como ya suponíamos en 1915, que la cultura ibérica es cada vez más antigua, a medida que se acerca a la costa del SE. de España. Pero un más detenido estudio de la cerámica numantina y de las estaciones de la provincia de Soria, debido a don Blas Taracena, y la excavación de los poblados del cen tro de España, iniciada con la de Las Cogotas, por el señor Cabré, plantean nuevos e interesantísimos pro blemas arqueológicos y etnológicos. De este modo se ha venido a parar a resultados parecidos a los del estudio de los textos por el profe sor Schulten (1), en cuanto a la distinción entre los (1) Schulten: Numantia, Ergebnisse der Ausgrabungen I Die Keltiberer und íhre Kriege mit Rom (Munich, Bruckmann, 1914), especialmente su primera parte (recensión, con resumen y repro ducción de los mapas, en el Anuari, 1913-15, págs. 949 y sigs.). Schul ten : Hispania (Fauly-Wissowa, Realencyclop'ddie y traducción cas tellana, Barcelona, "La Académica", 1920). Véase también los otros trabajos de ¡Schulten, sobre el Periplo (Fontes Hispaniae antiquae, publicados por Schulten-Bosch, Barcelona-Berlín, 1922) y Tartes- sos (Hamburgo, Friderichsen, 1927). Los resultados arqueológicos han sido resumidos por Bosch: La arqueología prerromana hispánica (Barcelona, 1920) ; Bosch: Los Cel tas, etc.; Bosch: L'estat actual de la investigado de la cultura ibéri ca {Anuari del Instituí d'Estudis Catalans, VI, 1915-20, págs. 671 y siguientes) (lo esencial de este trabajo sie reproduce aquí); Bosch: Ensayo de una reconstrucción de la etnología prehistórica de la Pen ínsula Ibérica {Boletín de la Biblioteca Menéndes y Pelayo, San tander, 1922) ; Bosch: Assiaig de reconst'ítució de la etnología de Ca talunya (Discurso de la R. Academia de Buenas Letras, Barcelona, 1922). Para las distintas regiones véanse los siguientes tra/bajos: Bosch: Prehistoria catalana (Barcelona, 1919) ; Bosch: L'estat actual del coneixement de la civilizado ibérica del-Regne de Valencia (Anua ri Inst. E. C, VI, 1915-20, págs. 624 y sigs.) ; Bosdh: Les investiga- 32 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA iberos de la costa y los celtas del interior, mediante las fu-entes de los siglos VI-III. Por lo que respecta a la existencia de tribus ibéricas, también en el interior, a partir tan solo del siglo ni, deduciendo de todo esto un movimiento de iberos hacia el interior, movimiento que les haría llegar a ser dueños de la mayor parte de la península en el siglo ni, al principio parecía compro barse también por la arqueología: hoy este problema se plantea de modo más complicado. A) LA CULTURA DEL SE. Y DE ANDALUCÍA Cada día se ve más claramente que los diferen tes grupos regionales de la cultura ibérica, los del SE. y de Andalucía, son los más florecientes. Ya se va precisando una demarcación geográfica entre ambos grupos, así como entre el grupo del SE. y sus vecinos del Norte, igual que las relaciones y di ferencias entre el grupo del SE. y de Andalucía. a) Delimitación y relaciones de las culturas del SE. y de Andalucía.—El grupo del SE.—La cultu ra del SE. típica, por el N. no parece extenderse más allá de las montañas que separan la llanura de Valencia de la de Alicante, en cuyo límite se halla De nla, lugar de la antigua colonia griega de Hemerosco- pion. Al pie de aquellas sierras, y por la parte que mira hacia Alicante, se hallan los lugares donde se hicieron cions de la cultura ibérica alBaix Aragó'(ídem, id., 1915-20, págs. 641 y siguientes) ; Bosch: Notes de Prehistoria aragonesa (Bullen de la Associació catalana ¿'Antropología, etnología i Prehistoria, I, 1923, págs. 15 y sigs.) ; Bosch: Els problemes arqueológics de la pro vincia de Castelló (Castellón 1924; publicación de la Sociedad Cas- tellonense de Cultura); Bosch: artículo Pyren'áische Halbinsel del Real-lexikon der Vorgeschichte, de Max Ebert. EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN DE LA CULTURA IBÉRICA 33 los célebres descubrimientos de los leones y esfinges de Bocairente y Agost, asi como la cerámica con pá jaros y "carnassiers" tan frecuentes en Elche. Pero estos hallazgos no parecen pasar a la llanura de Valen cia donde empieza una nueva región que, a pesar de haber sentido hondamente la influencia de la cultura del SE., es mucho más pobre y parece ser cosa muy distinta. Constituye un problema interesante el de la región montañosa que se extiende entre las provincias de Va lencia y de Alicante, estando en un principio más li gada con Valencia que con Alicante, aunque luego evo luciona acercándose a la cultura de Alicante (Oliva, Serreta de Alcoy). Los límites de la cultura del SE. en dirección al centro de España, es decir, hacia la Mancha y las sie rras de la provincia de Cuenca, son aún difíciles de precisar: lo cierto es que hasta muy adentro en la pro vincia de Albacete se halla todavía uno de los núcleos más importantes de aquella civilización (Balazote y Sa lobral, lugares en donde fueron halladas la bicha y las esfinges, Montealegre con el Cerro de los Santos y el Llano de la Consolación, etc.). Por el S., así que se pe netra en la región que depende del sistema orográfico de Sierra Nevada, esto es, al dejar la cuenca del Segura y entrar en la del Almanzora, en la provincia de Alme ría, termina la cultura del SE. y empieza la de Anda lucía: este es el caso de Villaricos que, a pesar de un ha llazgo de cerámica con la decoración de pájaros de El che, entra de lleno en la cultura de Andalucía. Andalucía.—Esta parece empezar ya en el nudo de montañas de la cuenca alta del Guadalquivir, y en la 3 34 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA parte que toca a la cuenca alta del Segura (Castellar de Santisteban); el límite N. sigue la Sierra Morena, pero las estaciones conocidas por ahora no se apartan de la vertiente que mira a la cuenca del Guadalquivir (el Santuario de Despeñaperros, en Santa Elena). Toda la cuenca del Guadalquivir entra de lleno dentro de la cultura ibérica andaluza (Osuna, Carmona, Niebla);. pero el límite hacia el NW., esto es, hacia la parte oc cidental de Sierra Morena (montes de Córdoba, de Huel- va y del Algarve), es aún imposible de precisar. Tan sólo puede decirse que una importación o influencia de los tipos andaluces parece haber sido muy activa en Portugal (i) (hallazgos de Faro en el Algarve, de la necrópolis de Alcacer do Sal y de los castros de Santa Olalla y otros), a pesar de que desde el Algarve apa recen civilizaciones distintas, no ibéricas. Hoy parece que puede admitirse que algún día lle garemos a poder distinguir, dentro de la aparente uni formidad de la cultura andaluza, diferentes grupos. Así el bajo valle del Guadalquivir (Carmona, Osuna) parece diferenciarse alg'o de la provincia de Córdoba (Almedinilla, Fuente Tojar), y a su vez el grupo del alto valle del Guadalquivir (provincia de Jaén) tiene una cierta personalidad, que hay que reconocer tam bién al grupo de la provincia de Almería (Villaricos), íntimamente relacionado con la de Granada (Galera), con la que forma una unidad. b) Relaciones y diferencias entre el SE. y Anda lucía.—De las dos culturas, la del SE. y la de Anda- t lucía, es indudable que la primera es la que alcanzó un nivel más elevado, como lo demuestran la mayor per- (i) Bosch: Celtas. EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN DE LA CULTURA IBÉRICA 35 fección y variedad de los tipos de las esculturas de pie dra v bronce, asi como la mayor variedad y riqueza de los tipos de la cerámica. Esto se ve claramente compa rando las esculturas de piedra del SE., esto es, la Dama de Elche, las figuras del Cerro de los Santos, el gue rrero de Elche, las esfinges del Salobral y de Agost, las bichas y leones de Balazote y de Bocairente, con las de Andalucía: por ejemplo, los relieves de Osuna, los leones de Baena y Córdoba, la esfinge de Villacarrillo, el relieve de Alcalá la Real. También las figuritas de bronce del Santuario de la Luz, cerca de San Antonio el Pobre de Murcia, muestran un arte más avanzado que las estatuitas de los Santuarios andaluces de Despeña- perros y Castellar de Santisteban. Por lo que a la ce rámica se refiere, mientras que en Andalucía domina exclusivamente la decoración geométrica, hay en el SE. una gran riqueza de motivos animales (los pájaros y los carnassiers de Elche y de Archena), vegetales (hojas de hiedra, estilización de flores y de palmetas) o geométricas (espirales y otros motivos, frecuente mente combinados con los motivos florales), mientras que las lineas onduladas y los círculos concéntricos (que en Andalucía constituyen el elemento decorativo típico y casi único) apenas si tienen importancia. Es posible que estas relaciones, y al mismo tiempo diferencias, que ponen de relieve la superioridad del grupo del SE., se reflejen también en la arquitectura, la cual, a pesar de ser aún muy deficientemente conocida en el SE., ofre cen, sin embargo, una gran abundancia de restos mo numentales, especialmente capiteles, que no parecen existir en tan gran proporción en Andalucía, en donde los restos de arquitectura decorada (Osuna) son más, pobres. 36 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA c) Posibles subgrupos en el SE.—¡Quién sabe sí no existe la posibilidad de establecer dentro del gru po SE. cierta diferencia entre la parte más cercana de la costa (Elche y Archena, o sea la zona más al S. y E. de las Sierras de Salinas, de la Pila, de las Cabras y de Tarbella), y la parte más hacia el interior que geo gráficamente comunica con la Mancha y la parte S. del macizo ibérico (el grupo del Cerro de los Santos, Meca, etcétera)! Sobre todo resalta la diferencia en la cerá mica, en la que se nota la abundancia de los motivos animales en Elche y Archena, cuyos motivos se combi nan con mucha elegancia con las estilizaciones vegeta les y las espirales, en oposición a la exclusividad de los motivos geométricos y vegetales del grupo anterior, en cierto modo menos elegantes y desarrollados con cier ta independencia; pero cabe por fin establecer en la escultura, una primacía de perfección a favor de la Da ma de Elche, la estatua de guerrero de Elche, las esfin ges de Agost y los bronces de Murcia, sobre las figuras del Cerro de los Santos, la bicha de Balazote y los pocos bronces que del mismo Cerro se conocen, y que se pa recen ya mucho a los de Andalucía. d) Los nuevos hallazgos del SE.—El conocimien to del material ha aumentado mucho durante estos últi mos años. El Cerro de los Santos y las necrópolis de Monte- alegre y Meca.—El señor Zuazo y Palacios (1) ha estu diado nuevamente las esculturas del Cerro de los Santos, tratando de probar la autenticidad de algunas de las con- (1) J. Zuazo: La Villa de Montealegre y su Cerro de los San tos (Madrid, Hijos de Gómez Fuentenebro, 1915), págs. 30 y siguien tes y lám. 1.

Description:
iberos de la costa y los celtas del interior, mediante las fu-entes fcr I. 1. o s a J. 15) Sepulcro del Mas de Flandí (Calaceite). Planta. l_z. •. 6. //>. /s.
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