Me llaman puta, depravada, inútil, y mi nuevo protector solo está cumpliendo con su deber ¿o tal vez no? Soporto cada injuria, encogiéndome y haciéndome lo más invisible posible. Porque mi supervivencia depende de ello, por no hablar de la de mi hija. Me había entregado a un hombre una sola vez, incluso sabiendo perfectamente que, tanto su parte humana como su parte lobo, dominaban su naturaleza. Él nunca regresó, en cambio, su mejor amigo sí lo hizo. Él dice que ahora cuidará de mí y de mi hija. Y que es su deber. Desesperada, aprovecho la oportunidad. ¿Cómo podría saber que mi reputación me seguiría? Por esa razón, renuncia a lo más significativo para él. Pero yo no puedo permitir eso, sobre todo después de que un enemigo desconocido haya ingresado al terreno de juego. Debe ser frenado por todos los medios posibles. No quiero seguir escondiéndome, ya que mis sentimientos hacia mi formidable protector, con fuertes brazos, siguen creciendo inconmensurablemente. Llámenme loca, pero debe haber una razón mucho más profunda detrás de su supuesto desinterés. Si resuelvo ese misterio, tal vez su instinto protector termine convirtiéndose en lo que deseo secretamente.