Ningún señor de Fuerte había sido nunca cabalgador de dragones. Pero Jaxom, el joven señor de Ruatha, encontró un huevo más pequeño de lo normal, casi abandonado y lo llevó a la sala de Eclosión del Weyr de Benden. Actuó movido por sus sentimientos, sin pararse a pensar en que había socorrido a alguien de Pern.