1 DESARROLLO HUMANO EN PROFESIONALES DE ENFERMERÍA, UNA MIRADA DESDE EL ENFOQUE DE CAPACIDADES DE MARTHA C NUSSBAUM: ESTUDIO DE CASO AUTORES María Trinidad Hernández G Dora Padilla Lozano DIRECTOR: Doctor Mauricio Montoya Londoño Ph. Universidad Santo Tomás Vicerrectoría General De Universidad Abierta Y A Distancia Facultad De Educación Maestría En Educación Línea De Investigación: Educación, Derechos Humanos, Política Y Ciudadanía Bogotá: 2017. 2 Tabla de contenido 1. Planteamiento del problema. 3 2. Estado del Arte. 8 3. Marco Teórico. 14 4. Enfoque Metodológico 19 4.1 Recolección de la información. 25 4.2 Análisis de la información. 26 5. Análisis de Resultados 31 5.1. Las Humanidades y el Desarrollo de la Sensibilidad. 32 5.2. Las Humanidades y el pensamiento crítico 38 5.3 Las humanidades y El cultivo de la humanidad 48 5.4. Participación Política 53 5.5. Libertad de Expresión 58 5.6 Condiciones labores y económicas 62 5.7. Reconocimiento Profesional 68 5.8. Libertad de Elección 71 5.9. Análisis del PEI y PEP del programa Enfermería 77 6. Matriz de Análisis Final y Conclusiones 83 7. Referencias 89 8. ANEXOS 94 8.1 Anexo 1. Consentimiento informado 94 8.2. Anexo 2. Protocolo Entrevista 95 8.3. Anexo 3. Guía entrevista semiestructurada 97 3 1. Planteamiento del problema. La Enfermería se concibe desde distintos enfoques, como una profesión que cuida a las personas, las familias y el entorno. Los profesionales de enfermería en su quehacer profesional se ocupan de promover y mantener en los sujetos de cuidado la salud física, mental, social y espiritual para contribuir al bienestar y la calidad de vida de las poblaciones. A lo largo de la vida profesional, las y los enfermeros se enfrentan a problemáticas de diferente índole, generando cuestionamientos, particularmente frente a las condiciones del desempeño ocupacional y el reconocimiento social de la profesión. Así mismo, en aspectos relacionados con la autonomía, la autorregulación y la interdependencia de las intervenciones de cuidado. De lo anteriormente expuesto, surge el interés por indagar en los profesionales de enfermería, graduados de un programa académico en Bogotá, las percepciones y significados de desarrollo personal, social y profesional, y su relación con el bienestar y la calidad de vida. La investigación se circunscribe en el paradigma Cualitativo- interpretativo, utiliza como enfoque metodológico el Estudio de Caso; para el análisis de la información, incorpora la técnica Análisis de Contenido Cualitativo y se apoya en las herramientas de codificación de la Teoría Fundada (Corbin y Strauss) para la organización y categorización de los datos. Amartya Sen (2013), concibe el desarrollo como un proceso expansión de las libertades humanas, a la cual le atribuye el fin primordial y el medio principal del desarrollo, considera que los ingresos económicos, pueden ayudar a expandir las libertades, pero estas dependen también de otros determinantes como la salud, la educación, los derechos políticos y humanos. Menciona el autor que, bajo la concepción de desarrollo como libertad, los logros de los individuos dependen entonces de “{…} las oportunidades económicas, de las libertades políticas, las fuerzas sociales y las posibilidades que brinda la salud, la educación básica, el fenómeno y cultivo de las iniciativas” (Sen, 2013, p. 21). En el mismo sentido Martha Nussbaum (2012), destaca el desarrollo humano, en la perspectiva de los derechos y las capacidades, al cual también llama 4 el enfoque de las capacidades, este lo define como una aproximación muy particular a la evaluación de la calidad de vida y a la teorización sobre la justicia social básica; el eje central del enfoque se resume en un interrogante ¿Qué es capaz de hacer y ser cada persona?, en él se concibe a la persona como un fin en sí mismo. Este enfoque está centrado en la elección de las personas y respeta sus facultades de autodefinición; es pluralista en cuanto a valores, se ocupa de la injusticia y la desigualdad social. (Nussbaum, 2012, pp.38) En el ámbito de la educación, formar para el desarrollo humano, según Jiménez “orienta los procesos educativos en términos de las necesidades de las personas para alcanzar su desarrollo " (Jiménez, 2008, p.6), el centro de interés es la persona, en su dimensión de SER, que responde a unas particularidades que le permitan construir proyecto de vida y atender las necesidades individuales y colectivas del contexto en el que se desarrolla. (Elizalde, Martín & Martínez, 2006, p.6-12). En este sentido, la educación cobra gran relevancia en cuanto al impacto social que esta genera como agente de cambio, considerada por muchos, motor de desarrollo personal y social, porque permite el desarrollo de las competencias humanas y transforma a quien está en contacto con ella. Desde esta perspectiva la formación que genera competencias humanas debe propender por el desarrollo de habilidades sociales, de interrelación, autonomía, de pensamiento crítico, reflexivo. No obstante, en nuestra sociedad actual, el sistema educativo se encuentra permeado por las políticas actuales tendientes al capitalismo y la globalización, lo que implica una relación directa con las necesidades económicas y tecnológicas de las sociedades; las instituciones educativas se definen en términos mercantilistas de producción, distribución y consumo afectando profundamente el sentido de la educación. Dentro de este contexto, se ha evidenciado un debate entre las prácticas educativas y el desarrollo de competencias, del cual surgen interrogantes como: ¿se forma para la vida o se forma para el trabajo?, para Ronald Barnett (2001), existen dos concepciones rivales de la competencia en el ámbito académico: una es la forma académica de la competencia, que se construye en torno a la idea de dominio de la disciplina por parte del estudiante, y la otra es la concepción operacional, que 5 responde a los intereses de la sociedad, al desempeño, a la producción y a la economía. (Barnett, 2001, p. 224). Es así que, las competencias, entendidas como propósitos de formación que van más allá del desarrollo de habilidades y conocimientos para el desempeño laboral, orientan el proceso de enseñanza y aprendizaje hacia la formación para la vida que se desarrolla en interacción con otros, dando lugar a proyectos educativos por competencias basados en el desarrollo humano, más que en la generación de capital humano (Araya, 2011, p.110). La formación por competencias profesionales en enfermería, referidas al SABER SER, se orientan a formar seres humanos integrales, autónomos, capaces de desarrollarse y responder a las necesidades del entorno en el marco de valores éticos, morales y deontológicos. Esto se encuentra consignado en la Ley 266 de 1996, que regula el ejercicio profesional de enfermería. No obstante, la experiencia y algunos estudios ven comprometida la capacidad de los profesionales para desarrollarse personal y socialmente. En un estudio sobre percepciones sobre calidad de vida, realizado por la Escuela de Enfermería de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia sobre calidad de vida en las (os) profesionales de enfermería (Romero, Mesa y Galindo, 2008, p. 62 - 68 ), señala que los profesionales encuestados, relacionan la calidad de vida con la capacidad adquisitiva para la realización de necesidades fundamentales: Como fuente de desarrollo humano; el 85% de los participantes centran su satisfacción en la sobrevivencia a partir del ingreso salarial, y la realización de necesidades se mejora en la medida que haya un aumento salarial (más de un millón de pesos) y una vinculación laboral a término indefinido. Los autores del estudio, definen la calidad de vida desde los postulados de Amartya Sen: “Evalúa en términos de capacidades, oportunidades y funcionamientos, que permiten a las personas sentir placer, satisfacer sus preferencias y alcanzar metas sociales e ideales de buena vida.” (Sen, 1996, citado en Romero, Mesa y Galindo, 2008, p.65). Concluyen Romero y colaboradores (2008) que cuando no se dan las capacidades de participación, de disensión política, de desarrollo personal y social, el trabajo y el ocio como espacios para el desarrollo de la creatividad y el crecimiento 6 humano, como necesidades fundamentales del ser, se generan unas situaciones de pobreza que afectan las necesidades fundamentales de los profesionales de enfermería. De otro lado, León (2004) señala que en este mundo globalizado formar profesionales competentes y responder a los problemas del entorno, parece ser el reto de la educación superior, no obstante, la competitividad no puede desplazar aspectos como la equidad, la solidaridad, el desarrollo humano, la justicia social, la democracia. En el mismo sentido, señala el autor: “{…} el mundo contemporáneo exige: educación con calidad y equidad, pertinente y perteneciente e internacionalizada, que tenga en cuenta, el desarrollo humano, la relación del hombre con la sociedad y la naturaleza, la relación con el mundo del trabajo y la investigación” (León, 2004, p. 351). En correspondencia con lo anterior, la investigación nos convoca a reflexionar en torno a una noción del cuidado del otro, en una perspectiva ampliada del desarrollo profesional de la enfermería; de tal manera, que implique una doble dimensión: la formación de buenos profesionales y de personas realizadas; a partir de la relación entre el desarrollo profesional de las enfermeras (os) y el desarrollo personal y social. Bajo este punto de vista, cabe preguntarse ¿Cuáles son las percepciones, valoraciones, conceptos, significados y apropiaciones de los profesionales de enfermería de un programa académico en Bogotá, que permiten comprender la formación de capacidades para el desarrollo humano en la perspectiva de Martha Nussbaum? Al intentar responder esta pregunta se logrará comprender el desarrollo humano que tienen los profesionales de enfermería, desde una dimensión cualitativa a partir del enfoque de capacidades de Martha Nussbaum. De igual forma, a través de la exploración de los significados y apropiaciones de las capacidades de sensibilidad, creatividad, autonomía y razonamiento de los profesionales de enfermería comprender su desarrollo personal y social; como también, identificar en los profesionales las capacidades de pensamiento crítico y reflexivo para determinar su desarrollo en términos de la 7 construcción de su proyecto de vida. De igual forma comprender las capacidades para la participación, representación política, la libertad de expresión y la exigencia de los derechos y oportunidades que tienen los profesionales de enfermería egresados de un programa académico de Bogotá. 8 2. Estado del Arte. De las exploraciones documentales que se realizan para establecer las líneas y tendencias de desarrollo social y profesional en el ámbito de la enfermería, cabe mencionar que es escaso el acercamiento al tema del perfil profesional, enmarcado en capacidades para el desarrollo humano. Aspectos como la autonomía, la libre elección, la participación social y política, el conocimiento de sí como persona sujeta de derechos inmersa en una sociedad que la define, entre otros elementos del desarrollo humano en una perspectiva cualitativa, no son explorados ampliamente en los estudios revisados en el marco de esta investigación. Por el contrario, en los estudios de Mesa y Romero (2010), Uribe (2002), Zapata (2008), Zambrano (2008), encontramos que principalmente ellos desarrollan sus reflexiones en torno a las condiciones laborales en enfermería, la baja autoestima e identidad profesional y el feminismo en la profesión. En este sentido, los resultados de un estudio de investigación realizado por Beatriz Castro Carvajal, antropóloga de la universidad de Antioquia, en el año 2011, exponen las transformaciones del primer programa académico de enfermería hasta la consolidación de la profesión; este documento presenta un relato de las situaciones, exigencias y condiciones entorno a la formación profesional de enfermería, las cuales se ven influenciadas por la condición de género femenino que lleva a una subvaloración del desempeño ocupacional de la enfermería, una vocación religiosa que base su quehacer en la abnegación y entrega sustentada en la fe; afirma la autora que estos hechos levantan la voz de los profesionales de enfermería reclamando el reconocimiento de la práctica enfermera (o) como un trabajo y no como un servicio, y su oficio como una profesión científica. Concluye Castro que se ha generado un gran esfuerzo en ubicar a la enfermería como disciplina con un cuerpo de conocimiento propio, no obstante “{…} la lógica de la técnica que es el cuidado y el dominio del cuerpo” la limita y subordina a la profesión médica (Castro, 2011, pp. 282 - 283). 9 Por su parte, y siguiendo la línea del feminismo en la profesión, Tulia Uribe y Diva Jaramillo (2002), plantean la influencia de la condición femenina en el desarrollo de la profesión; en este escrito las autoras presentan una reflexión en torno a las construcciones sociales de lo femenino y sus efectos sobre la vida de las mujeres; discuten la relación de la profesión de enfermería, la condición femenina y la influencia sobre el desarrollo humano. Al respecto señalan, que culturalmente las mujeres han sido reconocidas como proveedoras de los cuidados que se relaciona con la reproducción de la vida y la salud, por tanto, la atención de los partos, el cuidado de los enfermos, de los niños y ancianos han sido señalados como parte de lo cotidiano y natural en las mujeres. También mencionan, que al considerarse la enfermería una profesión de mayoría femenina, desarrollada inicialmente en un cuerpo de conocimiento médico, trae consigo aspectos de lo femenino que le atribuyen a la profesión, una vocación de servicio, y con ello, cualidades tales como, ser dócil, abnegada, dispuesta y sumisa, devotas, compasivas, pacientes y discretas. Estas condiciones en las que nace la profesión, según las autoras, no generan autonomía, por el contrario, se establece una relación de subordinación y dependencia a la profesión médica. A esto se suman las condiciones labores y económicas poca favorables, la falta de oportunidad para la cualificación profesional (estudios posgradual) y el reconocimiento de las misma, así como la posibilidad de asensos en el ámbito ocupacional, lo cual limitan el desarrollo humano en los profesionales de enfermería (Uribe y Jaramillo, 2002, pp. 4 - 8). Por otro lado, las autoras Mesa y Romero (2010), presentan una mirada de las condiciones laborales desiguales e ilegítimas del profesional de enfermería en Colombia, en cuanto a las formas de contratación, las cuales se dan en su mayoría, a través de cooperativas de trabajo asociado, la flexibilización laboral que lleva a largas jornadas de trabajo sin reconocimiento salarial extra, la sobrecarga laboral, la ausencia de medidas de protección y seguridad en el trabajo; de igual forma se resalta la remuneración salarial con una connotación de mano de obra barata y la imitación a programas de capacitación y bienestar. En ámbito profesional, destacan las autoras, que en esta perspectiva rentista del trabajo, las enfermeras se ven sometidas a asignaciones de tareas de tipo administrativos que la alejan de su rol de cuidador directo. Mesa y Romero, concluyen, que estas condiciones llevan al deterioro de la 10 calidad de vida de los profesionales de enfermería, en tanto no generan condiciones sociales para la subsistencia de manera digna y humanizada, por el contrario, hay carencias de toda índole, que impiden el desarrollo humano; a diferencia de otros enfoques, aquí se expresa la importancia del autocuidado del enfermero (a) como actor social, que requiere de ambientes sociales, culturales y familiares justos para estar bien (Mesa y Romero, 2010, pp. 55 – 59). En lo concerniente a la autonomía y la identidad profesional, la enfermera Marleny Zapata (2008), plantea una crisis de la identidad del profesional de enfermería, al señalar que en el ámbito ocupacional la enfermera (o) ha perdido la autonomía en su rol profesional como cuidador por cumplir funciones medico delegadas; de igual manera, una pérdida de la individualidad del cuidado, por la interdependencia y delegación de los mismos (Zapata, 2008, pp. 85 - 89). Agrega Zamorano (2008, pp.1), que a través del tiempo se ha venido distorsionando la imagen del profesional de enfermería, lo que sin duda afecta la autonomía, la autoestima y la identidad profesional. A manera de reflexión, los autores invitan a los profesionales de enfermería a trabajar por el fortalecimiento de la identidad y el reconocimiento profesional, a través de la participación política, el trabajo colaborativo gremial, la formación profesional orientada al desarrollo del ser autónomo, reflexivo, crítico, y con ello, alcanzar proceso de transformación para el desarrollo profesional, la satisfacción personal y al bien estar social. Otro camino que nos lleva, a profundizar en esta discusión es como el profesional de enfermería se visualiza como capital humano participe de una sociedad; y en este sentido, Arias y Giraldo (2007) señalan que “{…} el capital social y el capital humano están íntimamente ligados con el desarrollo de la profesión de Enfermería en Colombia” (Arias y Giraldo, 2007, pp.24, 25). Con base en los teóricos estudiados las autoras del estudio, concluyen, que estos dos capitales social y humano, pueden mejorar el nivel de bienestar de una comunidad. No obstante, la reflexión conduce a fortalecer el capital científico y cultural, dimensión simbólica del capital social, asignándole a la educación un papel determinante en la generación de este capital; particularmente en el ámbito de la enfermería, se invita a promover la formación posgradual en nivel de doctorado, para con ello generar conocimiento
Description: