Emily Dillinger ha sobrevivido al infierno solo para mantenerse alejada del mundo. Como única testigo del Caso Evory, debe permanecer oculta para poder testificar, pero cuando su vida vuelve a correr peligro, tiene que elegir entre huir o confiar en el único hombre que parece estar dispuesto a protegerla a toda costa.
Cuando a Lucien Ratcliffe le asignaron la custodia de una testigo protegida no esperó que conocerla supusiese un cambio en su vida. Desconfiada, herida y abandonada, Emi despierta en él sus instintos más primitivos y una ternura como no la ha sentido antes. El problema es que la chica no confía en nadie, así que para poder llegar a ella y ayudarla a sanar, tendrá que derribar cada una de sus barreras.