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Akal Historia Del Mundo Antiguo 54 PDF

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54 HISTORIA ^MVNDO A n ig vo rÁ AGRICULTURA Y MIMERIA ROMANAS DURANTE EL ALTO IMPERIO m » WmWum HISTORIA ^MVNDO A ntîgvo ROMA Director de la obra Julio Mangas Manjarrés (Catedrático de Historia Antigua de ia Universidad Complutense de Madrid) Diseño y maqueta: Pedro Arjona «No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright». © Ediciones Akal, S.A., 1991 Los Berrocales del Jarama Apdo. 400 - Torrejón de Ardoz Madrid - España Tels. 656 56 11 - 656 49 11 Fax: 656 49 95 Depósito Legal: M.4726-1991 ISBN: 84-7600 274-2 (Obra completa) ISBN: 84-7600 631-4 (Tomo LIV) Impreso en Grefol, S.A. Pol. II - La Fuensanta Móstoles (Madrid) Printed in Spain AGRICULTURA Y MIMERIA ROMANAS DURANTE EL ALTO IMPERIO J. M. Blázquez ~r----------------- Indice Págs. Introducción ........................................................................................................................ 7 I. Agricultura de Italia ............................................................................................. 9 II. Agricultura provincial frente a la agricultura itálica ............................... 16 III. Minería ........................................................................................................................ 38 1. Hispania ................................................................................................................. 38 2. Galia ...................................................................................................................... 55 3. Britania .................................................................................................................. 55 4. Nórico, Panonia, Dalmacia y Mesia Superior ............................................ 56 5. Dacia, Alburnus Maior ....................................................................................... 59 6. Siria ........................................................................................................................ 63 7. Grecia .................................................................................................................... 63 8. Asia Menor .......................................................................................................... 65 9. África ..................................................................................................................... 66 10. Egipto ...................................................................................................................... 66 Bibliografía ......................................................................................................................... 69 Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 7 Introducción Repartidores de tierras. tifundio, que existió pujante. El caso Latifundios y fortunas más conocido es el del liberto Trimal- ción, inmortalizado por Patronio en su Satiricón, obra que se fecha general­ La agricultura fue la base de la econo­ mente en época de Nerón. La creación mía en la Antigüedad, de aquí su impor­ de sus latifundios debe datar de época tancia excepcional. Con el gobierno de de Tiberio: aspiraba a ser dueño de Augusto, la situación de la economía media Italia y Sicilia. Se tiene noticia romana sufrió transformaciones. La paz de otros grandes propietarios. El más y el nuevo régimen instaurados por rico propietario de época julio-claudia, Augusto motivaron la recuperación rá­ Cornelio Lentulo, tenía un patrimonio pida de la agricultura, que había su­ de 400 millones de sestercios (Sen. de frido mucho durante las guerras civiles ben. II, 27, 1). El liberto Cecilio Isi­ con las expropiaciones y las numerosas doro alimentaba en sus propiedades reparticiones de tierras a los veteranos. 3.600 parejas de bueyes, 257.800 cabe­ Se ha calculado que sólo César asentó zas de ganado menor y 4.116 esclavos unos 80.000 hombres en Hispania y Au­ y tenía 60 millones de sestercios. Miem­ gusto repartió lotes de tierra a unos bros de la casa imperial, como Livia y 200.000 veteranos. El régimen agrario sus hijos, Tiberio y Druso, y su nieto no se modificó profundamente, aunque Germánico, llegaron a contar con gran­ se introdujeron nuevas relaciones de pro­ des propiedades. Estos latifundios o eran piedad. Augusto compró con su dinero hereditarios o procedían de inversiones. las tierras que se repartieron a los vete­ El emperador en los dos primeros si­ ranos; según su propio testimonio, con­ glos era el mayor propietario del Impe­ servado en la Res Gestae (III, 16, 22), rio. Las propiedades imperiales aumenta­ pagó 600.000.000 de sestercios por las ban considerablemente por la confisca­ tierras de Italia y 260.000.000 por las ción de los bienes de los condenados, de las provincias. Se ha calculado que o por testamento y legados de los par­ cada lote de tierra oscilaba entre 8 a 10 ticulares a los emperadores. Se conser­ yugadas, pero en las reparticiones de van noticias de que las adquisiciones tierras de Emerita, la capital de la re­ de los emperadores y de sus familiares ciente provincia Lusitania, los lotes fue­ aumentaron considerablemente en Asia ron mucho mayores. Sin embargo, no Menor, África y Egipto. Nerón confiscó entró en la política de Augusto, ni en las tierras de grandes latifundistas de la de sus sucesores, temiinar con el la­ Africa, lo que convirtió a los emperado­ 8 Akal Historia del Mundo Antiguo res en los mayores propietarios, pero nancieras, sino también de las explota­ había otros muchos. ciones de las tierras. Invertían sus ganan­ A comienzos del Imperio se creó una cias en la compra de campos. Sin em­ nueva alta clase de terratenientes, pro­ bargo, la riqueza de los caballeros no cedentes de las provincias o munici­ competía ni con la de la aristocracia, pios, cuyo capital eran las tierras. Los ni con la de algunos libertos famosos, historiadores Tácito y Dion Casio han que alcanzaron un gran poder, como conservado las cifras de capitales de los de Claudio, Palaute, Calixto y Nar­ algunos miembros de esta nobleza. Las ciso, que tenían fortunas de 300, 200 de L. Anneo Seneca y Q. Vibio Crispo y 400 millones (dio Cass. 60, 34, 4; alcanzan los 300 millones (Tac. Ann. Tac. Ann. 12.53.2; Plin. 33.10.134), lo 13, 42, 2; Dial. 8; dio Cass. 61. 10.3; que les convertía en los hombres pri­ Marc. 4, 54, 7). A 200 millones ascen­ vados más ricos del Imperio. dían los de Cayo Salustio Paseno En las colonias y municipios hubo una Crispo y T. Clodio Eprio Marcelo (Tac. gran clase media. Para pertenecer al ordo Dial. 8). Otras fortunas eran menores. de los decuriones se necesitaba una for­ La de Gavio Apicio llegaba a los 110 tuna de 100.000 sestercios, que se alcan­ millones y a 100 la de L. Tario Rufo zaba principalmente con la explotación (Sen. Cons. 10, 10; Plin. 18, 6, 37). A de la tierra. comienzos del s. n, el hombre más rico Los latifundios, a comienzos del Im­ del Imperio contaba algo menos de 288 perio, se explotaban mediante esclavos, millones (Plut. Vita Pub. 15, 3). Se ha como trabajaba sus tierras Petronio, pero calculado la fortuna de Plinio, rico te­ a finales del s. i y comienzos del s. ii, Pli­ rrateniente itálico, en 20 millones. nio el Joven lo hacía mediante colonos. Los caballeros que formaban la bu­ Los emperadores Adriano y la dinastía rocracia del Imperio no sólo vivían del de los Antoninos crearon una clase de pe­ comercio, de la recaudación de las con­ queños propietarios, que hicieron la gran tribuciones y de las especulaciones fi­ prosperidad de Africa en los siglos n y m. Estatua de Diana. Itálica Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 9 I. Agricultura de Italia La crisis de la agricultura dad Tremelio Escrofa aconsejaba dejar itálica. Diversas opiniones descansar la tierra. Columela, de ori­ sobre sus causas gen hispano, y latifundista en Italia, se opuso a esta teoría, y propuso una forma La agricultura en Italia no mejoró fun­ racional de la explotación del suelo. Es damentalmente con las condiciones crea­ necesario saber cultivar la tierra, según das por el gobierno de Augusto. Italia este agrónomo. Sus ideas están muy fue a comienzos del Imperio deficitaria próximas a las de los tratadistas mo­ de cereales. Augusto alude en su Res dernos de agricultura. Se dirige su obra Gestae (1, 5.33; 3. 15. 11. 20; también a los grandes latifundistas. La eficacia Tac. Ann. 2.87; 4.6.4; 6. 13.1; 12, 43) y el aumento productivo son la meta a las dificultades con que se encontró de su tratado. Insiste este autor en los en el abastecimiento de cereales a la aspectos teóricos de la explotación agrí­ capital del Imperio, que se mantenía cola y en la racionalización del sistema gracias a las aportaciones de las pro­ productivo. Los esclavos son los que vincias. Su sucesor, Tiberio (Tac. Ann. realizan las labores agrícolas. Deben 3.54.4) planteó este problema al vivir en las fincas y hacer todos los senado, lo que indica que lo conside­ trabajos necesarios. No les asigna Co­ raba acuciante. Claudio construyó un lumela a ellos una actividad artesanal. puerto cerealista en Ostia (dio Cass. 60. Las mujeres se dedican a confeccionar 11. 1-5; Plin. 9,6.14; 16.36, 202; Sust. prendas para uso doméstico y no para Claud. 20.3). A veces, como en los años fines industriales. Columela no excluye 51 y 69, las existencias de trigo eran el trabajo asalariado, al que se acude muy exiguas. para la recogida de la uva o de la miel. Los escritores antiguos cayeron per­ No queda claro en el tratado si estos fectamente en la cuenta de que Italia jornaleros son libres o esclavos de otros no producía los cereales suficientes para propietarios. alimentar a su población. Ya el poeta Columela se refiere también a los co­ Lucrecio (De rer. nat. 150) en la pri­ lonos. En Columela hay ya huellas de la mera mitad del s. i a.C. se refirió a la oposición del trabajo servil y libre, que esterilidad creciente del suelo, teoría que terminará con la victoria de este fue seguida por Tremelio Escrofa (Col. último. La explotación agrícola, tal como de rer. 2.1.2.) y que alcanzó una gran la concibe Columela, necesitaba de una aceptación entre el público. En reali­ gran máquina administrativa y era anti­ 10 Akal Historia del Mundo Antiguo económica. Había que mantener los escla­ del siglo xiv antes de que la produc­ vos muchos meses al año sin trabajar. ción de trigo, por ejemplo, pudiera equi­ Este hecho fue un factor constante de la pararse regularmente al rendimiento cua­ crisis agraria de época imperial. druplicado que parece haber sido con­ El trabajo servil decayó por no haber siderado como la meta para las pose­ el recambio necesario y porque se cons­ siones de la antigua Italia cultivadas tituyó mano de obra menos especiali­ por esclavos; y se puede señalar cierto zada, pero a más bajo precio. Otros au­ avance tecnológico precisamente donde tores modernos han pensado que su de­ la esclavitud se mostró más brutal y cadencia vino originada, para ello es opresora, en las minas de España y en menos probable, por ser de mediocre los latifundios romanos. calidad, por el escaso rendimiento de Carecemos de datos para calcular la los esclavos. rentabilidad de la esclavitud antigua, que Son muy atinadas las consideracio­ de todas maneras sería muy difícil; no nes que sobre este problema hace M.T. tenemos manera de evaluar su ren­ Finley: “El rendimiento cualitativo de tabilidad relativa en la Antigüedad en la fuerza de trabajo esclava es el punto comparación con otros tipos de fuerza esencial para proceder a una conside­ de trabajo. Tampoco los antiguos pu­ ración de su eficiencia y rentabilidad, dieron hacer los primeros cálcu­ y, por tanto, de las opciones abiertas los, pero sí supieron que regularmente a los patrones en la Antigüedad. Es éste obtenían ingresos satisfactorios. El un tema intratable por obra de dogmas segundo cálculo, el relativo, ni siquiera y seudo-pruebas, en su mayoría basa­ pudieron imaginarlo. ¿Con qué alternati­ dos en juicios morales. Hay una larga vas podían compararlo? Los plantado­ línea de escritores, de la más variada res y manufactureros sureños podían coloración política, que aseguran que observar a sus colegas del norte. Pero el trabajo esclavo es ineficiente, al ¿a quién habían de mirar griegos y roma­ menos en la agricultura, y a fin de cuen­ nos? Más aún, los sureños, habiendo tas no costeable. Esta afirmación ha­ observado, decidieron entrar en guerra bría asombrado a los griegos y roma­ a fin de retener la esclavitud, y ese sen­ nos propietarios de esclavos, quienes cillo hecho histórico debe poner fin a durante muchos siglos no sólo creye­ esa clase de argumento, que aún ejerce ron alegremente que estaban obteniendo tal atractivo en la historia antigua. Desa­ de sus esclavos considerables ganan­ rrollo económico, progreso técnico y efi­ cias, sino, lo que es más, derrochándo­ ciencia creciente no son virtudes “natu­ las. No menos habría asombrado a los rales”; no siempre han sido posibilida­ plantadores de Brasil y del Mississippi, des y ni siquiera desiderata, al menos cuyas ganancias sobre la inversión eran no para quienes gobernaban los medios comparables a las de las regiones no por los cuales tratar de obtenerlos”. esclavas del Nuevo Mundo. El número de esclavos de las fincas Se asevera entonces, como segunda era elevado. A Trimalción (Petr. Sat. “línea de defensa”, que la esclavitud 117) afirma un huésped que, “además, impidió el progreso tecnológico y el contaba en África con 30.000.000, crecimiento de la productividad, que aun incluyendo fincas y créditos; y en el servil “colonado” de fines del Im­ cuanto a esclavos poseía tantos re­ pero romano, predecesor de la servi­ partidos por sus tierras de Numidia que dumbre medieval, era más eficiente por­ incluso podía asaltar Cartago”. que los coloni (para no hablar de los En los cultivos especializados, como aparceros libres) “se interesaban más las vides, los jardines y el cuidado del que los esclavos en los frutos de su ganado, se preferían esclavos griegos labor”. Dogma otra vez: hay que re­ y orientales. El resultado fue que des­ montarse a la Inglaterra y la Francia cendió la productividad. La hacienda Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 11 agrícola, tal como la concibe Columela, alcanzaba unos 200.000 sestercios anua­ presupone grandes capitales por lo que les, lo que significa una entrada neta sus ideas no encontraron gran acepta­ de 30.000 sestercios. En el momento ción entre los latifundistas. Los ingre­ de su destrucción, un hombre, que huyó sos no revertían en las mejoras de las con el famoso tesoro, llevaba una bolsa fincas generalmente. Se gastaban en las de monedas de oro equivalente a ciudades. En las controversias entre cul­ 100.000 sestercios. Otras monedas ha­ tivadores de la vid o de los cereales, lladas en la villa sumaban 3.700 ses­ Columela se inclina por los primeros. tercios. De una finca de Cumas, pro­ Piensa que un solo viñador puede cui­ piedad de Trimalción (Petr. Sat. 53), dar 7 yugadas. Constaba el trabajador en un día, el 26 de julio, “nacieron 30 unos 8.000 sestercios; 7.000 sestercios niños y 40 niñas. Se recogieron de la la totalidad de las yugadas, y las plan­ era a los graneros 500.000 modios de tas con sus soportes 2.000 por yugada. trigo (unos 43.700 He.). Fueron pues­ Es decir, 29.000 sestercios en total. Los tos al yugo 500 bueyes”. gastos totales durante dos años ascen­ La extensión de estos latifundios era dían a 32.480 sestercios a un interés enorme. Trimalción (Petr. Sat. 48) del 6%. Columela calcula la ganancia afirma que todo lo que consume pro­ neta en 4.351 sestercios. Columela no cede de una finca que todavía no había está muy interesado en el cultivo del visto: “Dicen que confina por un lado olivo. Probablemente el aceite bético con Terracina y por otro con Tarento”, era más barato que el itálico y acabó que distaban unos 300 km. desplazándolo del mercado de Italia y Plinio el Viejo es consciente de la de las provincias. Se detecta una au­ decadencia de la agricultura itálica. Es­ sencia, en los grandes latifundistas ro­ cribe para gentes humildes y se opone manos, de racionalidad económica. Los a los terratenientes absentistas y al tra­ Apiones, que gastaban grandes sumas bajo de los esclavos (18.6.36). Es par­ de dinero en mejorar la producción de tidario del trabajo de las tierras por los sus fincas, son una excepción en el Impe­ colonos libres y por el propietario di­ rio Romano y su actitud era ajena a la recto. Columela (De re rust. 1.3.12), mentalidad romana. que censura que los latifundios se aban­ Otro obstáculo fue que en la Italia donaran al pasto extensivo, ataca a los del siglo i la liquidez monetaria no propietarios que no podían recorrer a debía ser muy grande. Donde hubo esta caballo en una sola jornada los límites liquidez monetaria, como en África y de su finca, lo que parece indicar una en las provincias del Oriente, la agri­ extensión de 2.500 Ha. Columela, que cultura no entró en retroceso. En estas critica la inexistencia de escuelas y de provincias se documentan los grandes maestros para los agricultores, ataca ás­ latifundios de cultivo intensivo y la peramente el absentismo de los dueños media y pequeña propiedad explotada de sus fincas, que era lo comente,. por colonos libres. La progresiva concentración de las tierras es uno de los fenómenos más significativos de la evolución de la es­ Los latifundios tructura agraria de época imperial. Pli­ nio el Viejo (8.43.167) afirmó que los Sobre la extensión de los latifundios latifundios hundieron a Italia, y vio en hay algunos datos. Trimalción aspiraba ellos la causa de la decadencia de la a recorrer desde Campania a Sicilia sin agricultura itálica y de las provincias salir de sus dominios. Se supone que que los tenían. la villa de Boscoreale producía 938 hl Latifundios existían en las provincias. de vino de la mejor calidad, cuyo valor Seis propietarios se repartían la mitad era de 157.500 sestercios. El del aceite de África (Plin. 18.6.35), como se ha

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